Se vino el Certamen Miss Universo (reducido a una pequeña porción del Sistema Solar), esa cultura que revive la esencia del ser humano o de la sera humana, en el global market. ¿Por qué la mujer, de acuerdo a las relaciones políticas que mueven el mundo y tratan de acomodar esa ecuación de fuerzas siempre en movimiento, puede acceder a un premio para el cual no se hace nada, si acaso ser bella, que en los tiempos que corren (con escalpelo en mano) es tan común como una estrella? ¿Por qué el mundo posa su mirada en cada país y luego en el escenario global, cuando las piernas empiezan a hipnotizar y luego el cuerpo entero en traje de baño celestial produzca tantos locos, como los hubo en el más profundo sueño de Sigmund Freud?
Por cierto, en el top ten de las noticias trascendentes de un noticiario internacional, la misses le robaron el puesto a los 43 de Ayotzinapa en México, los desaparecidos. ¿Comprenden la importancia?
Y tuvimos l@s tic@s otra vez la ilusión de todos los años, que la nuestra llegaría a la corona y regresaría al país como la Sele de Brasil. Pero ellos jugaron, las bellas dependen de la política, y por el momento, seguimos siendo un país sin pizca de importancia, con una buena imagen, pero no la suficiente para mover las poleas de la estrategia global.