A inicios de la presente Administración, la Caja Costarricense del Seguro Social aprobó la reforma que le formulé –como hice en el año 2010 a la Sala Constitucional- para eliminar la odiosa discriminación por orientación sexual que negaba el derecho a asegurarse a las parejas del mismo sexo. Este triunfo, que pertenece a la comunidad gay y no a ningún político, significa un gran avance en la dirección correcta hacia la plena, efectiva y real igualdad.
Recientemente, la prensa nacional dio a conocer que desde la entrada en vigencia de esta reforma, en agosto del año 2014, a la fecha, cerca de noventa parejas del mismo sexo han ejercido este derecho. Consultado el representante de uno de los grupos de la comunidad LGBT sobre tal hecho, indicó que esa mínima cantidad obedecía al alto nivel económico de la población homosexual lo que hace que sólo unas cuantas parejas gays necesiten asegurarse.
Esta afirmación, además de falsa e infundada, hace eco de los estereotipos heterosexuales sobre las personas homosexuales consagrando la representación de la homosexualidad en el imaginario popular de una sociedad que histórica y tradicionalmente se ha negado a reconocer su existencia en términos de igualdad. El peligro de este tipo de manifestaciones está en condicionar el reconocimiento de los derechos civiles de las parejas del mismo sexo a ser exhibidas de forma “aceptable” para la sociedad heterosexual erradicando la idea de que pudiera ser una “carga” para el Estado. Así, desde esta visión heterocentrista los gays debemos ser aceptados, pues tenemos una posición económica solvente y elevados ingresos, lo cual descarta que seamos un peligro para las finanzas de la CCSS. Esta posición fortalece la visión del gay estereotipado: joven, saludable, solvente, y superficial.
Cuando un representante de un grupo LGBT confirma un mito, como ocurre en el caso que se comenta, se crea un obstáculo adicional a las personas y grupos que luchamos por el reconocimiento de los derechos de las personas LGBT, pues se justifica la ideología hegemónica que nos domina modelando y construyendo nuestros deseos y afectos.
La realidad de las personas gays y las parejas del mismo sexo es su vulnerabilidad, consecuencia de la discriminación, exclusión, aislamiento y rechazo, lo que, en el plano financiero, se traduce en desempleo, salarios bajos y mínimos ingresos. La explicación de la cantidad de parejas aseguradas hasta el momento requiere de estudios científicos serios que se basen en hechos constatables. Uno de los aspectos para analizar, será, sin duda, la amenaza de las listas de parejas, incluida a última hora por la Junta Directiva de la entidad aseguradora en la reforma citada, que es percibida por la comunidad gay como riesgo inminente de un eventual outing y una grosera violación a su derecho a la intimidad y privacidad. Estas listas constituyen una discriminación indirecta, y, por ello inconstitucional, que violenta los derechos de la comunidad gay, desmotivándola a ejercer un derecho tan suyo como la vida y la dignidad.
La intranquilidad heterosexual ante el reconocimiento de los derechos de las parejas del mismo sexo no puede ser apaciguada, mucho menos por un insaciable deseo de quedar bien con la normalidad heterosexual o, incluso, formar parte de ella.
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