En la Sesión Plenaria del día martes 18 de noviembre, el diputado Mario Redondo, haciendo gala de su conocimiento numérico y estadístico, dejó clara su posición con respecto a quién defiende en el congreso.
La añeja tesis de defender a los trabajadores más humildes y mal pagados, contratados por la empresa privada, la esgrime el legislador, abogando por la igualdad de derechos mínimos. Los que señala el Código de Trabajo pero sin la participación de los sindicatos, es decir sin Convenciones Colectivas, puesto que sin lo uno no cabe posibilidad de lo otro.
En esa sesión, Redondo increpó a la diputada Patricia Mora, quien según él, lo amenazó con un mitin de trabajadores en su oficina, seguramente por sus actuaciones anti-trabajador.El diputado le llamó la atención a doña Patricia, por cuanto defiende los derechos de los trabajadores del CNP y su convención colectiva, con la cual han ganado el derecho a 25 años de auxilio de cesantía.
Presentó el legislador una serie de datos, para llegar a la conclusión de que la vida sin convenciones colectivas es mucho más justa y placentera. Claro; para él como para todos los empresarios y poderosos dueños de los medios de producción, esa es una verdad de Perogrullo.
Deja entrever el diputado Redondo en su discurso, que para que haya justicia laboral, todos los trabajadores y empleados públicos debemos ganar como peones y someternos a las leyes que desde hace más de 60 años elaboró esa burguesía a regañadientes, para mantenerse en el poder.
Sobre lo señalado por el legislador, cabe preguntarse: Sabrá el señor Diputado, de dónde salió ese número apocalíptico de los 8 años, para el cálculo del auxilio de cesantía, por qué no 15 años, o 5 para que haya más paz laboral? Otras preguntas: ¿quién acumula ese capital, de donde cree el Diputado que sale el dinero para pagar el auxilio de cesantía, dónde se guarda ese capital, cuanto interés produce y quién se gana el rédito, a quién le corresponde cuando el trabajador renuncia para buscar mejores horizontes o cuando lo despiden sin responsabilidad patronal; y el número más grande, a cuánto asciende ese capital?
Esas preguntas son fáciles de responder, pero no están en las estadísticas ni en los números del diputado Redondo. Por tal razón vamos a ayudarle a despejar el acertijo: Todas esas ganancias las acumula el dueño de los medios de producción o en el mejor de los casos el patrono. Ese es el gran privilegiado, no los trabajadores. En el caso de los empleados públicos, el que se deja esas ganancias es el Estado como Patrono, en cuyo caso no nos afectaría, si se distribuyera entre los dueños de ese enorme emporio empleador que se llama Estado, y que nos pertenece a todos los costarricenses. Desde aquí le pedimos al diputado Redondo, que investigue esos datos, para que nos dé una lección, como la sesión que comento.
Así es que, don Mario, no siga durmiendo de ese lado, no le hace bien a un cristiano como usted, de extracción humilde. ¡Ah! los ocho años que estable el Código de trabajo, son un número antojadizo de la ley, no tiene ningún fundamento más que el quitarle al trabajador parte de su salario, para que el patrono lo convierta en plusvalía, la más grande granjería que tienen los burgueses, privilegiados del sistema que usted defiende a ultranza.
El diputado Redondo también le dedicó unos párrafos a los sindicatos en su diatriba. Como en escuela para todos, escuchemos la respuesta: Claro que defendemos las convenciones colectivas, claro que luchamos por la justicia laboral, pero lo hacemos para mejorar las condiciones de todos los trabajadores incluidos los más humildes, no para cercenarles derechos a quienes los han ganado, creyendo que así el patrón mejorará el salario de estos otros. Luchamos para que el auxilio de cesantía se convierta en un derecho universal de los trabajadores y se reconozcan todos los años servidos. Además, para que el auxilio de cesantía deje de ser una expectativa, con la cual juega el patrono, para someter al trabajador.