Don Rodrigo, nunca ha sido el “segundo de abordo”, el “caudillo o líder carismático”, el “demagogo”, o el “científico”. Es un político profesional, “vive para la política, no vive de la política”. La CGR lo eximió de responsabilidad en los $2 millones donados por el BCIE, reafirmando con ello que no practica la corrupción política sino la transparencia. Su “conciencia” –dice- “está libre y su espíritu sereno y en paz”. En su contra no existe nada… ¡Hasta hoy!
Sí, es neoconservador, católico; capitalista, socialdemócrata renovado y pragmático que prefiere el gradualismo a la terapia de shock. No ha militado en ideologías extremas. Siempre ha estado en la izquierda centro, derecha centro y centro. Apoya la globalización, apertura, desregulación, liberalización y la competencia. Don Rodrigo sabe que las democracias representativas con plebiscito y referéndum tienen limitaciones, que los grupos de presión son buscadores de rentas, que las burocracias deben ser eficientes, que el Estado costarricense carga con situaciones de pobreza y desigualdad. Don Rodrigo sabe muy bien que se puede girar desde el centro hacia la izquierda o a la derecha, para avanzar en el terreno electoral, las componendas y la gobernabilidad. Como neokeynesiano, cree en “la intervención del mercado”, “la inversión y asignación de políticas monetarias y fiscales”, “expandir el gasto público y reducir los impuestos cuando existe contracción económica”; porque ello estimula la demanda, la inversión, disminuye el desempleo y aumenta el PIB aunque el Estado incurra en déficit fiscal. Don Rodrigo, no es economista, pero sabe cómo mover las variables de la fórmula DA= C+I+G+E-I.
A sus 66 años, adulto mayor, ciudadano de oro, ha decidido ser presidente (2014). Adelantó la convención interna del PLN y propone “pensar en grande y hablar en serio” guiado por una “carta de navegación”: “Mejorar la competitividad interna, incrementar las tasas de éxito en educación –particularmente en secundaria– elevar los niveles de inversión en ciencia y tecnología, aumentar de manera sostenible la generación de energías propias y limpias, abordar con determinación la agenda ambiental en materias tan importantes como la recuperación de suelos, el reordenamiento urbano, la calidad del aire y la gestión del recurso hídrico, generar más empleos de buena calidad y abatir la pobreza de manera sostenible”. Y trabajaría en “líneas estratégicas”: Estado eficiente y eficaz, Estado rector y regulador transparente y economía creciente. En su equipo humano están las 3B (lo bueno, lo malo y lo feo), las 5PES, las 3E y… el español Antonio Solá del cual se dice que es “asesor de imagen y especialista en propaganda sucia y campaña negativa”. Ante la duda, no debemos olvidar, el “Memorando K. Casas & F. Sánchez”.
En conclusión, Don Rodrigo no ha sido presidente, pero sí el “el poder detrás del trono”. No ha sido alcalde municipal ni secretario general del PLN, nunca se ha ido para fundar un nuevo partido o falange ni ha regresado arrepentido. Nunca ha huido del país, ni optado por otra nacionalidad para evadir los Tribunales de Justicia. Nunca le han esposado sus muñecas ni transportado como detenido policial en una “perrera”. Pero, Don Rodrigo, tiene un déficit intelectual con electores jóvenes del país, ya que no les ha expuesto con ¿cuáles instrumentos, mecanismos, equipo humano, medios y fines hará realidad su “carta de navegación” y sus “líneas estratégicas”? Don Rodrigo Arias Sánchez, no les ha dicho a los electores jóvenes costarricenses: ¿CÓMO LO HARÁ?
