Quizás muchos de nosotros, ciudadanos heterosexuales, también estamos cansados de ver como se violan los derechos de nuestros amigos, amigas, parientes, jefes, jefas, en fin, de cualquier otro ser humano, solo por su preferencia sexual, esto basado en argumentos irracionales, carentes de base científica.
Es importante recordar que las manifestaciones homosexuales son comunes desde la antigüedad, eran práctica común en la antigua Grecia e incluso durante la época del shogunado en el Japón medieval, entre los samuráis.
El fenómeno homosexual no es nuevo, ni es un fenómeno único de nuestra especie, otras especies de mamíferos superiores también lo comparten. Siguiendo la línea anterior, muchos mamíferos comparten manifestaciones homosexuales, tal es el caso de los delfines, perros y chimpancés, solo por decir tres ejemplos.
La búsqueda del placer sexual es común en muchas especies animales, es vital para reducir el estrés colectivo y es un mecanismo de control de la natalidad. En el caso de los chimpancés, cuando los niveles de estrés alcanzan niveles altos, se desata una especie de orgía, donde todos los miembros de la manada copulan entre sí, sin importar su sexo, esto con el fin de estrechar lazos y de reducir el estrés.
Debemos recordar que los seres humanos también somos una especie animal, con las particularidades de tener conciencia de nuestra existencia en primer término y en segundo lugar por estar fuera del control natural de las especies, esto mediante la medicina, otras ciencias y tecnologías que nos lo permiten.
Sin embargo, puesto que somos animales aún quedan ciertos rezagos primitivos dentro de nosotros y es por esta razón que la naturaleza selecciona ciertos individuos para que sean homosexuales, puesto que es una forma natural de control de la natalidad, es por esto que ser homosexual es tan natural como ser heterosexual.
No obstante, es importante señalar que el sexo y la preferencia sexual están fuertemente vinculados con la construcción de los géneros. El género es la forma en que se asignan socialmente roles de comportamientos para los miembros de una sociedad, generalmente asociado al sexo que porta el sujeto, así en las sociedades occidentales tenemos dos géneros: el masculino y el femenino, mientras que en otras culturas tienen otros géneros distintos de los creados por nuestra sociedad occidental, tal es el caso de la India y otras sociedades en la Polinesia, donde el chamán o líder espiritual tiene un género distinto al masculino y femenino.
Sin embargo, el fenómeno homosexual occidental es tan conflictivo, porque desafía el statu quo del género, así ciertas personas deciden ser portadores de determinado sexo y tener la libertad de escoger su género y de incluso re-inventarlo. Asimismo, esto provoca un conflicto en el psiquis de las personas, manifiesto en un rechazo social, porque al desafiar el statu quo imperante, se provoca una sensación de incertidumbre, el rechazo y la sanción social, no son más que meras manifestaciones abogando por regresar a la certidumbre anterior. Sumado a esto, el papel de la iglesia ha colaborado en la creación de la percepción de la homosexualidad como una manifestación antinatural, mala, una especie de enfermedad que debe ser curada y que atenta contra Dios, alimentado de esta manera la intolerancia y lo irracional.
Por otra parte, vivimos en un sistema democrático, donde la libertad de expresión, la tolerancia, el respeto hacia las minorías y la justicia incluyente es vital para que la democracia y es parte de sus pilares fundamentales. Sin embargo, en nuestro país siguen existiendo prácticas discriminatorias e injustas, por ejemplo, sobre el tema del seguro social y la herencia en caso de fallecimiento de la pareja.
Una pareja homosexual no puede asegurar a su compañero sentimental, a su vez si alguno de ellos fallece la familia del finado puede pelear por los bienes materiales, lo que es injusto porque no les corresponde, son bienes logrado por una pareja, además esta el tema de la violencia doméstica en parejas homosexuales, tema sobre el cual no existe una legislación clara todavía.
También hay que recordar que las prácticas homofóbicas y discriminatorias han sido un tema álgido en nuestro país, recordemos el incendio provocado hace algunos años en el famoso bar gay Puchos, delito que quedó impune, además en otras latitudes la aparición de grupos extremistas cristianos anti-homosexuales son habituales, tal fue el caso de grupos extremistas evangélicos en los Estados Unidos durante los años noventa.
Ahora bien, puesto que se aproxima la idea de un referéndum que decida el futuro de los derechos homosexuales en Costa Rica, debo decir que esta es una idea primitiva y antidemocrática, los temas de derechos humanos no deben ser sujetos del referéndum, porque constituye una forma de evadir la responsabilidad del sistema de dirigir la nación hacia formas de organización social cada vez más tolerantes y respetuosas de la otredad.
Es una forma de esquivar la necesidad de transformar nuestra cultura y educar de manera diferente; en lugar de querer educar a las personas para que comprendan la realidad y verdad del fenómeno, el gobierno trata de lavarse las manos aunque se cometa una injusticia social.
Sigue siendo increíble que el argumento de mayor peso contra los derechos homosexuales sea el más irracional de todos ellos, hablo de la iglesia, institución que sin ninguna prueba científica, ni argumento racional ha obtenido el permiso del Tribunal Supremo de Elecciones para participar directamente del referéndum.
¿Es que acaso una posible victoria del No a los derechos homosexuales, va a hacer que desaparezcan del país, va a solucionar algo? Pues la respuesta es no, solo va a alimentar el trato discriminatorio, se van a seguir violando los derechos de ciudadanos iguales a todos nosotros y sobre todo le va a impedir a nuestra nación avanzar en el tema de derechos humanos y prácticas democráticas.
El papel del legislador costarricense sobre este tema debería versar sobre la creación de políticas públicas de educación que permitan re-educar a la población, así como políticas que protejan y sancionen contra aquellas conductas intolerantes y discriminatorias.