El deber de jubilarse

La vida es una sucesión de etapas: sueños, anhelos, experiencias, adquisiciones y renuncias. El árbol pierde una hoja en la rama vieja, para que

La vida es una sucesión de etapas: sueños, anhelos, experiencias, adquisiciones y renuncias. El árbol pierde una hoja en la rama vieja, para que renazca otra en su copa… El río cambia sus aguas, el ave sus plumas y el reloj las horas… Muchas lunas transcurren desde la escuela a la graduación y de ahí a la jubilación: esperada  por unos, temida por otros.

Cuando veo los graduandos universitarios sonreír con el corazón en la boca por el ansiado laurel: premio al esfuerzo de muchos años, recuerdo cuando con mis padres, recibí el anhelado cartón…Era la llave del porvenir, el final de un período hermoso y el inicio de un vuelo por los cielos de la oportunidad… Aunque yo sabía que con aquel título de ESCULTOR, nadie tocaría a mi puerta para ordenarme un encargo…Pero mi padre decía: “Sólo haciendo lo que uno desea, se es feliz”… Claro, aquella era otra Costa Rica: había trabajo, el sueldo era poco pero compraba, los gobiernos eran responsables y casi honestos, no había consumismo y los ciudadanos eran humildes pero dignos.

Hoy, al ver a tantos jóvenes graduarse esperanzados en una vida mejor, me apena mucho saber que ya un “cartón” no significa “bingo”, pues esa llave ya no abre las puertas del empleo anhelado; los tiempos cambiaron los llavines cuando los políticos nos secuestraron la Patria… ¡Caramba!, que duro es saber que de cada mil tortuguitas que nacen, sólo una llegará a ser adulta y que de cada cien graduados, quizá una tercera parte logrará desempeñarse en su campo… Muchas áreas se han saturado y los estipendios para quienes logran llevarse el anillo premiado en las carreras de cintas por un empleo, son insuficientes.

Sé que el ideal de un país de primer nivel intelectual es la educación, que aún los recolectores municipales de basura, los conductores, los carniceros, los vendedores de lotería y hasta los políticos, fueran siempre graduados de alguna universidad. Duro es saber que un joven dedica dieciséis o más años a prepararse para mejorar su status e integrarse a la sociedad y le rebotan su título en las narices porque, ni aún con los millones de nuevos empleos que iba a generar el TLC, según los vendedores de patria que lo impusieron, encuentran uno.

He ahí la angustiosa verdad, muchos deberán jugársela en otros menesteres; una tienda o negocio, un taxi pirata, revendiendo entradas en los “clásicos” o en el estadio chino o pegando banderas para algún partido político…Porque la sociedad exige demasiado, es dura y cruel: andar a la moda, tener un chuzo de carro, comer en restaurantes finos, tirarse unos “envalentonadores” de marca, tener el mejor celular, para sentirse “real” en un mundo “virtual”.

¡Ah, y la tercera parte que logra emplearse en su especialidad, recibe un salario de hambre, para vestirse, comer y pagarse un apartamentito, donde soñar con una casa propia… Pero se va al banco sonriente y sale con cara de recién castrado; con lo que gana él y su pareja, lo que le prestan no alcaza ni para un lote… ¡Qué paradoja! con ese mismo salario, los mismos bancos sí le financian un carro multimillonario…Porque en toda sociedad consumista, el despilfarro recibe honores…

Por ello creo que debería existir una ley que obligue a quienes cumplen su tiempo de jubilación, a que se acojan a ese merecido derecho. Primero porque es injusto que personas que han hecho su vida y sacado adelante sus familias; tienen casa, carro y pensión, ante tanto desempleo, sigan ocupando una plaza que serviría a un nuevo profesional para adquirir experiencia y proyectare plenamente.

Es triste ver profesionales cansados y sin ideales, sosteniendo un matrimonio laboral de cuarenta años; esperando que la muerte los separe. Cumplido su ciclo, la dignidad y la solidaridad aconsejan dejar su puesto a los nuevos relevos (amén que exista inopia en su campo). Es injusto y hasta inmoral, ver cómo los políticos se perpetúan en las ubres gubernamentales y van rotando de teta en teta, de por vida… O “gargantudos” que, no bastándole el “pinolillo” de una jubilación, tienen otro empleo remunerado… ¡Ah!, que están “pochotones” y con mucha experiencia para retirarse, ¡sean generosos!, trabajen ad honorem, lean, escriban o hagan voluntariados… El profesional nuevo es más rentable por que su salario base es inferior y muchas veces son gestores de cambios y desafíos importantes.

Desde luego, todo jubilado deberá tener un plan B, como los ríos que llegan serenos a la mar…Plan B con be y no con “uve”, para no arruinar su vida: ¡ve que sucia está la casa!, ¡ve que arrugada la camisa!, ¡ve que tarde para el almuerzo!, ¡ve que no veas telenovelas!…Hasta que la esposa dice su ve… ¡Ve-te al ca-ra-jo!

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