La natación, orgullo nacional, enseña disciplina y perseverancia. María del Milagro París, el primer orgullo de la natación, sétimo lugar en 100 metros mariposa, Juegos Olímpicos de Moscú 1980; Silvia Poll, medalla de plata en 200 metros estilo libre en Seúl (1988); y Claudia Poll, oro en 200 metros libre en Atlanta (1996), medalla de bronce en 200 y 400 metros libre en Sidney (2000).
Detrás de su esfuerzo, sus padres y Francisco Rivas, su entrenador. ¡Pero!, ¿fue esto un proceso nacional?, ¿fue un proceso individual de un grupo de personas?, o, ¿una casualidad?La respuesta es un esfuerzo de un grupo de personas, pasaron los años y no se volvió a repetir logro similar y mucho menos en otro deporte, desde entonces pocas son las personas nadadoras que han podido alcanzar una justa olímpica, y nos conformamos con uno o dos nadadores competitivos en el nivel regional.
Este hecho ocurre ¿porque nuestra juventud es incapaz? Definitivamente NO, más bien es por las múltiples carencias de las dirigencias deportivas.
La estructura de la natación ha cambiado con el tiempo, los Juegos Nacionales movieron el centro de gravedad de la natación, de clubes privados a asociaciones cantonales.
Meses antes de cada justa, los cantones estimulan con recursos a las asociaciones, que en buena parte logran una masificación del deporte, pero que en general es estacional y carente de planificación. Y es ahí donde el noble esfuerzo de atletas, sumado a entrenadores y familiares, debería ser acompañado permanentemente por dirigentes deportivos capacitados que permitan crear procesos en una espiral virtuosa, pero la realidad es otra, y se da más bien un círculo vicioso.
Las dirigencias cantonales, con algunas notables excepciones, tienen poca capacitación, y las organizaciones se manejan rústicamente, se replica en todos los deportes y, para el caso la natación, escala hasta la Federación Costarricense de Natación y Afines (Fecona), que replica los errores y los magnifica, reflejándose en el desempeño regional y, ni qué decir, global; somos en la natación internacional lo que en el futbol sería equivalente a un equipo de las Antillas.
Que diferente sería, si la dirigencia honrara a los cientos de jóvenes y entrenadores que dan su mejor esfuerzo día a día; y propiciara proactivamente un cambio en el desordenado manejo de los juegos nacionales o de los campeonatos nacionales; que fomentara la capacitación permanente por medio de la acción social de las universidades enfocándose en la dirigencia federativa y de asociaciones tanto del Valle Central como de Guanacaste, Puntarenas y Limón, para el manejo correcto, honesto y transparente de fondos públicos, así como para planificar procesos; en implementar sistemas de control para evitar que “vivillos” sigan depredando recursos públicos; en fortalecer la gestión y administración; en fomentar la natación sincronizada, el water polo, los clavados, la natación en aguas abiertas; y en desarrollar acciones para capacitar periódicamente a entrenadores.
Seguramente con una mejor imagen, los escasos fondos se verían incrementados, tanto por parte del Estado como del sector privado.
Con pequeños y sostenidos cambios, la natación sería muy diferente, más competitiva, habría alternancia de equipos en las primeras posiciones, siempre habría muchos atletas compitiendo para representar al país en juegos olímpicos y campeonatos mundiales.
Por el momento, y pensando que la dirigencia de la natación va a cambiar sustancialmente, podemos pensar en estructurar un proceso que lleve una delegación competitiva a pelear por medallas de oro, el primer lugar en natación en los Juegos Centroamericanos Managua 2017, como base para tener una delegación de 5 a 10 atletas para los Juegos Olímpicos Tokio 2020, y que la década del 2020 sea una historia más promisoria que la actual.