Al igual que otras veces en los últimos años, sale a la luz pública un nuevo fraude en el Partido Liberación Nacional.
Esto no es ninguna novedad, salvo el hecho de que esta vez según los denunciantes, todas ellas personas muy conocidas y de probada honorabilidad, nos hacen ver que su magnitud es impresionante y, “ha sido el más grande en 60 años”.
El tamaño del fraude en todo caso, poco importa, cuando se trata de un nuevo atropello a la democracia, precisamente en un partido que nació a la vida política del país, conducido por su gran líder histórico don Pepe Figueres y su gran lucha fue la pureza del sufragio; una memoria histórica que no conservan o reniegan de ella los que hoy conducen las tiendas verdiblancas, impuestos por la camarilla de los hermanos Arias.
Es vergonzoso observar cómo entre partidarios impera un canibalismo para satisfacer a toda costa las desmedidas y obscenas ambiciones de una cúpula que pretende perpetuarse en el poder. De repente, los neoliberales se apoderaron del partido y sacaron a puntapiés a los dirigentes valiosos, colocando a quienes vienen conduciendo por extraños derroteros su doctrina y su razón de ser. Cuando alguna artimaña, o alguna torcedura de brazos de las que hace gala el águila imperial, les resulta útil, no dudan en ponerla en práctica.
Quien suscribe habla con la autoridad que le otorga el haber sido víctima de estas execrables prácticas que se dan hoy en Liberación Nacional y que fue de dominio público. Me refiero a la publicación de una lista de contribuyentes de ese Partido en el año 2001 en la cual aparecía mi nombre -junto con el de otros costarricenses honrados- fabricada sin ningún tipo de escrúpulos para “justificar” dineros de quién sabe qué dudosa procedencia.
Abramos entonces bien los ojos y, seamos conscientes de la clase de individuos que hoy manejan al PLN. Son personas sin moral, sin pudor, sin respeto por el prójimo, enemigos de quien les pide cuentas y amigos de la maledicencia. Que por supuesto no conocen el temor a Dios, y no dudan en “llevarse entre las patas” hasta a sus amigos y a personas honestas que circunstancialmente tienen a su lado, con tal de lograr sus sombríos propósitos.
Me ha entretenido mucho leer las noticias sobre este escandaloso fraude y observar las reacciones de indignación, pero no abrigo esperanza alguna de que a los afectados les acepten las denuncias y se haga justicia. Lo lamento profundamente específicamente en el caso del Ing. José Manuel Agüero, a quien respeto porque conozco los antecedentes de su rectitud y, por la estrecha relación que me une a sus suegros don Yoyo Quirós y doña Flory, que son personas tan queridas y cercanas a mí y mi familia.
Le aconsejo al Ing. Agüero y a los respetables profesionales que han hecho las denuncias, que no abriguen esperanzas, porque dentro del PLN todas las instancias están controladas por los que hoy se sienten dueños de ese Partido y aspiran a sentirse dueños del país. Nada van a solucionarles, porque hace tiempo dejaron de ser transparentes y perdieron la vergüenza. Tampoco ganarían nada si presentan denuncia ante el Tribunal de Elecciones (nótese que suprimo la palabra Supremo por el señorío que la misma reviste), porque ese tribunal se ha caracterizado por la vulgar alcahuetería hacia el PLN y este régimen. Quienes se han visto perjudicados en estas fraudulentas distritales, no tienen otra alternativa que resignarse o bien salirse de ese lupanar con la frente en alto antes de que sea tarde y sus nombres se vean enlodados.
En cuanto a la dolorosa y cruel noticia de que dirigentes del PLN han jugado con el dolor humano de los damnificados del terremoto, tratando de canjear votos por medio del engaño, por comida, bonos, útiles escolares y hasta casas, mejor juzguen ustedes, amables lectores… ¿No les parece que ya es demasiado?