Desde un análisis histórico se puede observar cómo a la mujer se le ha invisibilizado, subordinado y castigado a una posición de inferioridad, en donde el hombre ha ejercido el poder de manera autoritaria, con argumentos de distintas índoles, justificando que se encuentran en lo correcto y que ostentan la verdad dogmática.
Actualmente, en varios países de alrededor del mundo visualizamos situaciones en donde la mujer es víctima de atropellos y abusos contra su dignidad, tal es el caso de los países islámicos. Del mismo modo, es sometida a sufrir violaciones de sus derechos humanos, lo cual no se debe de presentar bajo ninguna circunstancia.
Nuestro país no es la excepción, pues aunque nos encontramos en un régimen democrático, el primer Estado que abolió el ejército y que además no permite la pena de muerte, y que trata de velar por el cumplimiento de los derechos humanos (no en su totalidad), se siguen padeciendo falencias con consecuencias destructivas que nos impide el desarrollo integral, por ejemplo en materia de igualdad de género.Para ejemplificar el avance retrógrado que existe en este aspecto, se puede tomar como punto de partida que muchos/as ciudadanos/as en ocasiones emplean un uso erróneo del concepto “feminismo”, puesto que se utiliza en relación analógica con el término “machismo”. No obstante, cabe destacar que son corrientes totalmente discrepantes entre sí.
Primeramente, el machismo se define como el enfoque en donde se exalta y se coloca en posición superior al hombre o a las características pertenecientes al género masculino. Asimismo, rechaza la posibilidad de concebir la mujer como parte esencial de la sociedad, y se considera como una “damisela en apuros que necesita ser rescatada por un caballero”, lo cual reafirma esa dependencia que se cree tener y que se ha socializado culturalmente. Potencialmente, es necesario resaltar que un pilar fundamental del machismo en la sociedad patriarcal vigente en la que nos desenvolvemos, procede de la religión, ya que se argumenta que el hombre posee un estado privilegiado.
Al contrario del feminismo, el cual es una corriente ideológica que surgió para tratar de combatir y erradicar los efectos del machismo, cuestionando la autoridad masculina y los roles de género asignados. De igual manera busca la igualdad de derechos para ambos sexos y sin discriminación alguna. Es importante mencionar que ser una persona machista o feminista, es independiente del sexo, ya que se pueden encontrar mujeres machistas y hombres feministas.
No se puede dejar de mencionar que, al igual que muchos movimientos sociales, el feminismo surgió con un propósito que posteriormente se ha ramificado y transformado de manera lenta. Puesto que con el transcurso del tiempo se empezaron a crear diferentes tipos, según las distintas perspectivas colectivas, mantiene un objetivo y un valor en común.
Es esencial hacer hincapié en lo que se denomina hembrismo, el cual se podría caracterizar como la posición extremista femenina, en donde se busca la superioridad de la mujer; cometiendo el mismo grave error que se presenta en el machismo, por lo cual se puede decir que estos sí son homólogos. Es por esta confusión de categorías conceptuales, que se sigue satanizando el feminismo, al expresar que lo que busca es una inferiorización del hombre, lo cual es totalmente erróneo.
Por último, considero que se debe seguir dando una lucha incansable, como las que se han presentado hasta el día de hoy, con una actitud de determinación para tratar de eliminar esos estereotipos y construcciones sociales equívocas, que existen acerca del feminismo. Con la finalidad de lograr comprender que su verdadero designio es obtener una verdadera igualdad de derechos en todos sus ámbitos, sin tomar en cuenta el sexo, de la manera como debe de ser; ya que los derechos humanos no hacen excepción.