Algunas personas simpatizantes del Frente Amplio manifiestan de diversas formas, un resentimiento mal disimulado por el resultado de las elecciones del 2 de febrero.
Estas personas consideran que el PAC usurpó lo que era, por “derecho natural”, de ellos. Que solo el Frente Amplio y su candidato, José María Villalta, estaban facultados para personalizar el cambio que tanto necesita nuestro país. No logran entender aún, cómo fue posible que el electorado se decantara por otro candidato, menos beligerante y menos confrontativo.
Tampoco toleran que la campaña del PAC haya caricaturizado a Villalta por su discurso repetitivo y enojado; y aún menos toleran que, según ellos, el PAC «haya capitalizado y ganado votantes por la campaña del miedo». Esta campaña, vale la pena decir, fue denunciada desde un principio por el PAC, entre otras razones, porque el PAC ya ha sido víctima de campañas parecidas y lo será en la segunda ronda.
Las personas que votaron por Luis Guillermo Solís expresaron su voluntad y preferencias electorales libremente; llegaron por su propia cuenta siempre dignamente y nunca seducidas por una falsa promesa y su decisión merece respeto, no etiquetas despectivas. ¡Esas personas quieren un cambio y votaron por quien les parecía más apto para liderar ese cambio! Esas personas confiaron en la palabra de Luis Guillermo y en su transparencia y también, por mucho que no les guste a algunos, prefirieron la trayectoria del PAC (con todos sus errores) a la improvisación del Frente Amplio y su evidente dificultad para conciliar los intereses gremiales que representa, con el interés de la población en general.
El hecho de que en esta ocasión el PAC haya movilizado menos miembros de mesa que el Frente Amplio, tiene mucho que ver con la frustración generada por tres campañas consecutivas desiguales y tres votaciones seguidas, en las que las personas militantes del PAC han trabajado con muy poca ayuda de otros partidos opuestos al PLUSC.
Por lo tanto, las personas que de verdad se involucran en la política electoral pensando en el bienestar de este país, poco deberían preocuparse por haber obtenido menos votos de los que esperaban.
Estas personas están llamadas a seguir dando ejemplo de solidaridad y compromiso ciudadano, y a volver a cuidar la intención de los votantes el 6 de abril. Les guste o no, la victoria de Luis Guillermo Solís el próximo 6 de abril es un paso fundamental, para el esfuerzo común por construir un mejor país.