Este puede ser el mundo de pocas dimensiones que todos conocemos, el mundo de una sola cara al que nos limitamos a vivir mezclándonos entre lo “real” y lo ordinario para que no nos vean.
Lucimos escudos y máscaras para no ser descubiertos viviendo vidas con información clasificada para nosotros mismos…
Siguiendo una serie de pasos y caminos específicamente definidos por otras generaciones que esperan que vivamos así, con medio ojo tapado, criticando a los que se quitan el parche y ven más allá, los que logran ver lo que está ahí afuera o tal vez aquí adentro.
Al que tanto tememos, calificamos como loco, como imposible, pero…díganme ahora: ¿qué es lo imposible? cuando lo posible es tan vago en nuestras mentes, tan absurdo, que lo dejamos pasar y nos concentramos en el molde “normal” al que vida tras vida somos llamados a llenar para sentirnos mejor hacia lo único que ellos ven.
Porque para ser sincera sería terrible pensar que hay un mundo perfectamente contrario al que vivimos, al que solo unos cuantos valientes tienen acceso.
Porque sería aburridísimo pensar en lo que aún no ha sido pensado, escribir lo que aún no ha sido escrito, ver lo que aún no ha sido visto.