Los ticos somos geniales, en algún momento de nuestra historia, luego del año 2000 d. C. hemos sido declarados el país más feliz del mundo. ¿Qué motivó esta designación internacional? A ciencia cierta no lo sabemos, quizá la Providencia nos premia por nuestro buen comportamiento.
Entre casi 200 países inscritos en las Naciones Unidas, todo pareciera indicar que tenemos méritos suficientes y sobrados para ostentar dicho galardón. Y si no, démosle vuelta a la página para atrás, donde las “delicateses” civiles nos han favorecido frente a otros países y pueblos inmersos en la competencia.
Ríos de mierda. Salvo excepción, en todo el país nuestros ríos son una paila de basura en descomposición que no se descompone; donde antes había un pequeño, mediano o gran caudal, ahora hay basura coagulada. A la generalidad anterior, porque se consigue de todo, se le suman las aguas negras o residuales, mejor conocidas como caca, hay de todas y para todos los gustos. Pero no hay por qué alarmarse, la gente sigue tirando sus excusas y su basura espiritual y material donde ve que corre un chorrito de agua, sin darse cuenta que son sus propios orines, ellos son la basura, sin distinción de clase social, política, económica, metafísica y sexual.Agua de consumo humano. Tenemos una institución general y varias secundarias, entre las que hay empresas privadas, encargadas del agua, la común y corriente que usamos en nuestras casas, llenas de burocracia, cuyas autoridades y gerentes ostentan títulos universitarios de alto grado académico cuyo encuadre de colores cuelga en oficinas para el consumo público. Nos afirman una y otra vez, que el agua es cara, que la gente tiene que aprender a valorarla y pagar su precio de sangre, porque es vida. Lo curioso es que siendo el agua un bien público, cada vez hay menos agua en la cañería y más empresas privadas que venden el agua embotellada a un promedio de 1 mil colones por cada 500 mililitros, un poquitito más de media botella; el impuesto que cobra nuestro estado costarricense es de 1 colón por cada recipiente de agua que se vende. ¡Se venden grifos con cañería de su propia madre!
Estado del tiempo. Los excelentes meteorólogos costarricenses -en serio- ya dieron su pronóstico; a nuestro país le espera en el futuro inmediato de al menos una década continua: dos veranos y dos inviernos por año (se traduce como dos estaciones secas y dos lluviosas). Dicha información científica tiene reunida a la Federación Nacional de Fútbol Mediocre, asociada a la Mafiosa Pifia Internacional, en estado de oración y matemática de pulpería, porque antes hubo un campeonato nacional cada 365 días, el que fue cambiado a dos torneítos para cada estación. Pero ahora el negocito tiene que dar más dividendos económicos, y próximamente se anunciará que tendremos cuatro campeonatos al año, quizá porque la vaca tiene cuatro tetas y hay que ordeñarlas todas. ¿Y la calidad del fútbol? En el gallinero de tanto cacaear.
En las instituciones públicas, en la empresa privada, en cada familia, en lo personal, ¿estamos atendiendo desde ya la gravedad de cambio climático que muy en serio se nos anunció, proyectando científicamente sus consecuencias en todas las áreas del quehacer nacional?
Según anunció el periódico Mocedades en su Sección Tapitas, el gobierno nombrará, a la mayor brevedad de un día de estos, una comisión nacional de consenso, cuyas recomendaciones del caso, previa consulta a la Sala de los suspiros de nuestra Constitución Política, atendiendo las recomendaciones verbales de los partidos de oposición, según el pacto de gobernabilidad que ahora está interrumpido, todo de acuerdo con el sano criterio pacífico y conteste de nuestra idiosincrasia, donde hay que dialogar y hablar, eso sí, siempre y cuando haya dietas económicas y ropitas al último grito de la moda que es tener várices en las piernas hasta el tatuaje de la entrepierna, con injertos de nalga en el cachete para que todo sea bien sexy, según los protocolos de proximidad ciudadana. Y no se les olvide rezar porque la virgencita siempre protege a los mediocres. Mientras tanto, para paliar la crisis nacional, importaremos agua de los desiertos de Oriente Medio y de Atacama en Chile.
Estado de la nación. Este documento nacional, con personal pagado por las universidades públicas de nuestro país, entre otros, nos resume la magia y misterios del país más feliz del mundo; nunca se muestra la causa, somos un país de consecuencias sin causas, lo que quiere decir que alcanzamos una madurez tal, que nos hacemos a imagen y semejanza nuestra, para que Dios aprenda que él es el espejo y no la fuente primera. Hemos superado las leyes de la creación y la metáfora del paraíso es una realidad nacional.
¿De qué nos preocupamos? ¡Qué la fuerza de pura vida te acompañe! (I/IX)