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El precariado, ¿una nueva la clase social?

Guy Standing, sociólogo de la universalidad británica de Bath en Reino Unido ha publicado en 2013 un libro con el título de El precariado,

Guy Standing, sociólogo de la universalidad británica de Bath en Reino Unido ha publicado en 2013 un libro con el título de El precariado, una clase social peligrosa, el cual ha suscitado una serie de reacciones y debates académicos sobre la utilidad teórica y práctica de este nuevo concepto.

Fuera del laboratorio controlado de las asépticas cátedras universitarias, “el precariado” resuena mucho en una generación que fue parida y creció después de la caída del muro de Berlín y “el” fin de la historia. Una generación caracterizada por la masificación de Internet, la individualidad atomizante y la pérdida de cualquier garantía social-laboral. Ha vivido las olas privatizadoras, las crisis económicas y la hiperflexibilización laboral. Una generación que según los pronósticos tenemos una esperanza de vida menor a la que tuvieron nuestros padres y/o madres; sin capacidad de adquirir una casa propia o un servicio de salud eficiente. La generación de la incertidumbre somos la generación de la precariedad, pues si en lugar de freelance nos dijéramos jornaleros entenderíamos mejor nuestra condición.

Standing señala que el “precariado tiene diferentes relaciones de producción o relaciones de trabajo. A diferencia de lo que es común en el proletariado, el precariado tiene un empleo inseguro, inestable, cambiando rápidamente de un trabajo a otro, a menudo con contratos incompletos o forzados a puestos de trabajo negociados e intermediados mediante agencias o brokers” (Standing G. Por qué el precariado no es un concepto espurio. Sociología del Trabajo. Nueva Época, Otoño 2014. España).

A diferencia del clásico proletariado del precariado posee un desdén hacia los sindicatos pese a su total desprotección. El cual se mueve en un horizonte de desempleo y trabajo inestable, expuesto a condiciones de explotación y opresión. El sociólogo aclara que aunque algunas de estas condiciones laborales siempre ha existido es hasta esta época cuando se ha generalizado, sufridas principalmente por la gente joven, sean o no poseedores de algún grado universitario.

De forma entusiasta Standing mira al precariado como una clase social que se reconoce a sí misma como tal. Cuando lo que yo veo en la realidad es una tendencia llamarse trabajadores freelance cuando en términos laborales se asemejan a un jornalero o jornalera, al cual le pagan por destajo, tampoco tiene derecho a vacaciones, cesantía, incapacidad por maternidad…. Sin duda el desafío de reconocernos como precariado es urgente para lograrnos organizar como tales y luchar en contra de esta hiperflexibilidad laboral. . En sus canciones los Sex Pistols o la Polla Record ya habían anunciado el sin-futuro que afrontaría una generación entera condenada a el pluriempleo y la sobreexplotación.

En esta fase del capitalismo neoliberal, las formas de explotación antiguas como la acumulación originaria sobre el trabajo de las mujeres, se suman a las nuevas formas de explotación y sojuzgamiento. Por otro lado, el precariado parece estar fragmentado y atomizado, cuyos protagonistas tienen a la individualidad, al consumo como forma de desmarcarse de su condición de explotación e incluso a tomar posturas neofascistas, anti-migrantes o incluso racistas.

Sin entrar a discusiones teóricas sobre las contradicciones que este concepto tienen o no con la economía política u otras disciplinas teóricas, el precariado sirve para nombrar y reconocer de forma más precisa lo que vivimos muchas personas.

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