El suelo tico

Desde hace tiempo deseaba mandar mi opinión sobre el suelo tico. Más que opinión, mis conocimientos por mi larga vida, y porque conozco nuestro suelo que he recorrido de frontera a frontera. Escribí algo que llamé primera  parte y cuando preparaba esta segunda parte se vino el terremoto de Cinchona. Me quede muda y pensando […]

Desde hace tiempo deseaba mandar mi opinión sobre el suelo tico. Más que opinión, mis conocimientos por mi larga vida, y porque conozco nuestro suelo que he recorrido de frontera a frontera.

Escribí algo que llamé primera  parte y cuando preparaba esta segunda parte se vino el terremoto de Cinchona. Me quede muda y pensando si era oportuno enviar este comentario en vista de las consecuencias tan dolorosas que ha sufrido esa región.

En los últimos días oigo las quejas de las familias afectadas porque no las instalan rápido en su nueva ubicación. Creo que no hay explicación posible pues la mayor parte de las zonas afectadas son inhabitables y reubicarlos es una tarea difícil y costosa, yo diría que titánica para un país tan pobre y tan pequeño como el nuestro.Por más que seamos colaboradores los ticos y otros países, no se trata de poner plata, el primer problema es el suelo tico y que toda esa gente que ha nacido o se ha formado en esos lugares lo pueda entender.

Allá por los años cincuenta iniciamos nuestros recorridos por el país, en los fines de semana. Cada vez que se podía nos alejábamos más. Por ese tiempo no había carreteras, solo caminos.

Mi esposo, incansable para conducir, arrimaba el carro a la orilla del camino y me pedía que hiciera un “cafecito”. Yo buscaba un suelo firme, algunas piedras y leña, pero eso era muy difícil: en Costa Rica la tierra es suelta o barro, y no hay rocas.
 
Miro este paraíso que tenemos, y esas montanas tan bellas, pero cuando veo que construyen en ellas, me aterro. Si son construcciones grandes pienso si el suelo ira a soportar, si son carreteras en medio de nuestras “pelotas de tierra”, me asustan, y si son precarios a orillas de los montes o de los ríos, ¡ni se diga!

Recuerdo con agrado cuando el dueño de un vivero, al preguntarle cuál era la mejor época para sembrar en clima caliente, me dijo: “no sabes que vivimos en el paraíso, aquí no hay estación, ni hora para sembrar.

A algunas señoras se les caen los frijoles en la orilla de la pila y luego vienen y me preguntan que serán esas matitas. Yo les digo: aliste la olla, son frijoles de Costa Rica”.  

Axial es este paraíso en que vivimos, solo que no podíamos tener todo: buen clima, lindas montanas, volcanes, dos océanos, una isla que puede ser una de las grandes maravillas del mundo, en fin de todo; pero nuestro suelo es suave.

A los vecinos de la región afectada por el terremoto de Cinchona y a quienes están involucrados en la reubicación, espero que Dios los ilumine para encontrar la mejor solución.

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