Destaqué, en el artículo del día 5 de noviembre, que la presidenta reelecta, Dilma Rousseff, ha actuado en el escenario internacional mirando, prioritariamente, el incremento y la consolidación de las relaciones con América Latina y el Caribe. Como presenté cuestiones políticas, ahora trataré de las geoeconómicas para destacar las razones que hacen del modelo de Rousseff el más conveniente a los intereses de Costa Rica.
El país no ha presentado buenas señales en el comercio exterior. En el período 2010-2014 el Banco Central de Costa Rica (BCCR) registró déficits de $ 4,1, $ 5,8, $ 6,1 y $ 6,4 mil millones. Además, en 2013 un 38,8% de los productos exportados se destinaron a Estados Unidos (EE.UU.), mientras el 49,8% de las importaciones de bienes llegaron del mismo país. Esta realidad demuestra que Costa Rica todavía no ha superado la dependencia del mercado estadounidense. El hecho persiste desde la Segunda Guerra, cuando el mercado europeo –que era destino de la mitad de los productos made in Costa Rica– cerró sus puertas y, consecuentemente, obligó al país a buscar una alternativa. En la ocasión, se eligió intensificar las relaciones con EE.UU.La dependencia empeoró en los años 1980, no solo como consecuencia de la política económica neoliberal y de la crisis regional, sino también como resultado de dos hechos: uno concerniente a la moratoria sobre el pago de la deuda externa en el gobierno de Rodrigo Carazo, hecho que forzó al sucesor, Luis Alberto Monge, a aproximarse a Ronald Reagan –entonces presidente de EE.UU.− interesado en utilizar Costa Rica para derrotar la revolución sandinista; y, el otro, referente a la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC), conjunto de medidas para “promover el desarrollo de los países de la Cuenca”, entre las cuales, una medida permitía a los productos centroamericanos ingresar en el mercado estadounidense libres de impuestos. Por un lado, la Cuenca ayudó a Costa Rica a superar la crisis de los 80; por otro, dificultó diversificar sus socios comerciales.
En Centroamérica, Costa Rica es el principal exportador para Brasil y el segundo socio en intercambio comercial. Los países alcanzaron una corriente de comercio en 2013 de $ 750,8 millones ($ 448,5 millones en exportación costarricense) y alrededor de $ 424 millones hasta septiembre de este año ($ 245,4 millones exportados). Desde 2009 Costa Rica ha sido superavitaria y ha logrado exportar más de un 80% en productos manufacturados. Puntos claves para valorar las relaciones con el actual gobierno brasileño.
El candidato derrotado, Aécio Neves, había resaltado la pretensión de asumir una posición “más pragmática” de política externa, sobre todo, en el campo comercial. Esto nos lleva a interpretar que era una tendencia expansionista-económica de tipo “negocios son negocios”. Un ejemplo era el interés en ingresar en el bloque Alianza del Pacífico.
Geopolíticamente, el ingreso de Brasil en dicho bloque podría generar el deterioro del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), pues este ya no sería considerado un bloque estratégico para la promoción y defensa de los intereses de la región, sino que sería un medio para alcanzar fines estrictamente económicos. Según el plan de gobierno del PSDB, los objetivos eran: i) restablecer la primacía de la liberalización comercial; ii) flexibilizar reglas; y, iii) profundizar los acuerdos con terceros países.
MERCOSUR es uno de los bloques más importantes de la región y uno de los que han trabajado para estrechar las relaciones entre los vecinos y promover la integración como medio para alcanzar el desarrollo. El objetivo es compatible con las misiones de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), siendo este último presidido por Costa Rica hasta enero de 2015. Mientras la oposición descalifica tales bloques, estos mismos componen una tríada de la integración y uno de los principales proyectos de desarrollo del gobierno de Rousseff.
En resumen, el modelo de Dilma presenta mejores condiciones para el incremento no solo comercial, sino también geopolítico, financiero, social, cultural, científico, tecnológico, ideológico y otros. Además, el Brasil actual es una de las principales vías para Costa Rica ampliar y consolidar sus planes pertinentes al proceso de integración latinoamericana, cuestiones aún poco discutidas entre los tomadores de decisiones del país.
