En el artículo anterior abordé tres puntos que me parecen esenciales para levantar un país verdaderamente ecológico, y espiritualmente en recuperación: garantizar agua limpia, conservar la independencia alimentaria y proteger la riqueza del mar.
II parte
Estos tres puntos, de seguro cubrirán toda necesidad de empleo para millones de personas, en todas las provincias, en cada cantón, en cada comunidad, realizando trabajos de limpieza de los ríos, construcción de aceras, de carreteras, de acueductos, de pilas de tratamiento de aguas residuales; en el importantísimo tema del reciclaje, hay montones de formas de trabajo; en la agricultura, ni hablar de las infinitas oportunidades de empleo y estudio que requiere este arte; en el mar, se involucrarían familias enteras, pueblos completos.
Me gustaría que se explotara al máximo todos los recursos naturales: el sol, el mar, más los ríos, el viento, los rayos, los truenos, para generar energías limpias y saludables, y ser independientes en el campo energético; y junto a esto, construir laboratorios en donde nuestros científicos e ingenieros puedan crear el combustible limpio que mueva principalmente los vehículos del transporte público y transporte de carga; que son los que consumen más del 70% de la factura petrolera de nuestro país.
Y si me dejan soñar más, me gustaría ver sin boicots y traiciones desarrolladas las instituciones del Estado, empresas eficientes, productivas, y que a la par de la empresa privada compitan con justicia y equidad, en los campos de la salud, en la educación, en infraestructura; y lógicamente tendríamos hospitales y clínicas en todos los rincones de nuestra madre patria, con equipos altamente sofisticados, con personal profesional capacitado; también tendríamos, en cada pueblito, guarderías, escuelas y colegios de calidad, con una educación de alto nivel profesional, basada en el rescate de los valores, con técnicas modernas de aprendizaje, que le dé gusto a los estudiantes asistir a clases, y que se fomente el interés hacia las ciencias, las artes y los deportes.
Me gustaría ver una Costa Rica con una juventud amante de la naturaleza, una juventud de agricultores, una juventud sembradora del mar, una juventud deportista, de músicos y artistas, de científicos, muy cerca, enamorados de este milagro que es la Tierra, alejados de la manipulación y la enajenación que produce la publicidad por los medios de comunicación masiva, que crezcan más cerca de la Madre Naturaleza.
¿Cuántos empleos generarían estas ideas, estos sueños, realizándolos en la práctica?
El derecho al trabajo, es el derecho más sublime del ser humano, es un derecho divino que hace que el hombre se sienta útil, que se sienta honrado de servir a los demás, que se sienta realizado, seguro de sí mismo; el trabajo es lo que lo hace crecer a una persona, lo que la hace madurar en el camino de la vida, y los dirigentes políticos como dice la constitución, tienen la obligación de inventar los trabajos, de crear las oportunidades, de garantizar el trabajo, a todos los ciudadanos de un país.
La palabra crisis, a mi parecer, es un problema ético, moral; la crisis la genera la avaricia, la corrupción, la falta de amor al pueblo, la falta de respeto a la gente que habita en Costa Rica; la crisis la ha generado el secuestro de las mentes y las almas, el saqueo de los dineros de los costarricenses, que se viene dando en los últimos treinta años; gente sin escrúpulos y sin vergüenza, que han estado robando la felicidad de todo un pueblo, las ilusiones de la juventud, y de las futuras generaciones.
Quiero terminar diciendo: “De veras hijo, ya todas las estrellas han partido, pero nunca se pone más oscuro que cuando va a amanecer”, Isaac Felipe Azofeifa.