“El Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (SINAES) es la institución a la que el Estado costarricense, a través de las leyes 8256 y 8798, le encomendó la misión de promover el mejoramiento permanente de la calidad de la educación superior del país”.
A 10 años de haberse creado el SINAES, vale la pena hacer un análisis desde el punto de vista de lo que prometió: Promover el mejoramiento permanente de la calidad de la educación superior del país.
Uno sabe un poco de problemática universitaria y evaluación curricular, y definitivamente esperaría que 10 años después, el revuelo causado por un órgano que promete mejorar la calidad de la educación superior, acreditando y reacreditando carreras, haya provocado una revolución a nivel universitario, por lo que promete e implica el acreditar calidad.
En términos llanos y de pasillo universitario: “Tembló la montaña y parió un ratón”.Permítanme hacer un poco de historia acerca de su nacimiento (del SINAES) y su pecado original.
El modelo diseñado para llevar a cabo la autoevaluación de las carreras (con el que nació el SINAES), tuvo su origen en/con el mismo paradigma educativo universitario existente, y lógicamente de entrada no se le cuestionó.
Se supuso que el modelo existente estaba bien, lo que sí había que cuestionar, evaluar y corregir eran variables académicas-administrativas “menores”. No el modelo.
Y sobre un modelo universitario ineficaz para el logro de calidad, se diseñó el modelo usado para acreditar. En otros términos, no usaron un buen referente.
Ahí estuvo el error de origen. Si el modelo hubiese tenido una investigación filosófica, epistemológica y didáctica, habría podido verse y analizarse correctamente el modelo existente, y diseñar un modelo de acreditación que realmente permitiera ver y corregir los aspectos académico-administrativos, que impiden certificar calidad.
Si se hubiese hecho eso, de entrada se detecta:
-Un modelo educativo (un proceso de enseñanza, aprendizaje y evaluación) basado en enseñanza y no en aprendizaje.
-Contratación de profesionales, para fungir como profesores, sin formación para hacerlo.
-Directores de carrera evaluando la labor docente, sin conocimiento para hacerlo.
-“Profesores” sin saber cómo diseñar un curso correctamente.
-“Profesores” evaluando a los estudiantes, sin saber de evaluación ni de aprendizaje.
-Principios, valores institucionales, que no son programados, ni enseñados y lógicamente ni aprendidos.
Me imagino que siendo más puntilloso se encontraría más variables académicas y administrativas que impiden acreditar calidad. Y desde ese punto de vista, a mi juicio, el SINAES ha fallado.