En el Diario Extra del 22/03/10 el entonces Presidente de la República, Óscar Arias Sánchez, aseguraba dejar un ICE más sólido, fuerte y próspero, después de sus 4 años de gobierno; en consecuencia mejores servicios de telecomunicaciones.
Con razón podía exaltar Arias los logros del país en telecomunicaciones. Incluso se pudo haber hecho eco de estudios tan contundentes como los de Hernán Galperín: “El alto nivel de tarifas tiene como consecuencia un bajo nivel de asequibilidad de los servicios para los usuarios de la base de la pirámide.
El único país de la región en el cual los servicios de telefonía móvil pueden considerarse asequibles para los sectores de bajos recursos es Costa Rica. En el resto, el costo de la canasta supera ampliamente el umbral del 5% de los ingresos, usualmente considerado como el umbral de capacidad de pago de los potenciales usuarios de servicios de telecomunicaciones”. (Tarifas y brecha de asequibilidad de los servicios de telefonía móvil en América Latina y el Caribe, diciembre 2009).
Lo que no dijo Arias es que tanto el ICE como los servicios hoy, no son sus logros, sino el cúmulo de 47 años de desarrollo “social”, a pesar de los últimos seis gobiernos, incluyendo dos que si son suyos.
Muy por el contrario, en su primer periodo presidencial (1986-1990), intentó de muchas formas vender el Sector de Telecomunicaciones y a Racsa, finalmente logró regalar los servicios celulares a Millicom, que los brindó a 4000 costarricenses de mucho dinero, a precios 700% más caros que los del ICE.
Durante su segundo periodo (2006-2010) logró aprobar el TLC y la Ley General de Telecomunicaciones, No. 8642. Con fundamento en esa Ley instruyó el 22 de diciembre del 2009 el proceso de apertura, (Decreto No. 35646-MP-MINAET), el cual terminará precisamente con ese modelo “solidario”, cuyos logros –de forma demagógica e irónica- hoy utiliza a su favor.
La “apertura” y los cambios en el modelo de desarrollo que ella implica –que sí son “logros” del Dr. Arias, no podrán valorarse sino años más tarde, cuando se instalen aquí las tres transnacionales que ha procurado desesperadamente introducir al mercado, al extremo de haber pretendido -en un proceso que inició el 22 de diciembre pasado-, dejarlo adjudicado el 5 de mayo del 2010, en una maratónica carrera contra el tiempo y que sin ningún sonrojo programó para que concluyera 3 días antes de terminar su gobierno.
La carta que el Dr. Ottón Solís le dirigiera el pasado 29/01/2010 quizá explique tanta premura: “…usted no solo recibió este financiamiento de campaña de sectores interesados en la apertura, sino que la promovió, y ahora pretende ser usted mismo el que firme los contratos de adjudicación de las frecuencias”, (Nota PAC-CP-OS-042-10).
El país se verá expuesto con la apertura a aumentos tarifarios y entonces no le quedará al pueblo de menos recursos, más que conformarse con el placebo con que se han tenido que conformar los latinoamericanos pobres, con “tarjetitas de prepago”. Los resultados están documentados, Galperín también señala que: “Debido a los bajos niveles de asequibilidad del servicio, el alto nivel de difusión de la telefonía móvil en la región contrasta con el bajo nivel de utilización del servicio y las persistentes brechas en la universalización hacia los sectores de menores recursos.
En promedio, el usuario de telefonía móvil en América Latina y el Caribe es el que utiliza el servicio con menor intensidad de todas las regiones (116 minutos por mes), aun por debajo del usuario promedio en África (129 minutos) y muy por debajo del usuario promedio del Asia Pacífico (290 minutos)”.
Compárese el promedio del consumo en Latinoamérica, -en manos de transnacionales- 116 minutos, con los 290 minutos (julio 2009) en Costa Rica y único país con un modelo solidario todavía, pero que gracias a las transformaciones propiciadas por el Dr. Arias, terminaremos metidos dentro del promedio en algunos años, logro que con todo derecho, también podrá reclamar el Dr. Arias como suyo.