Y es que el anterior acerto es muy fácil de comprobar. Bastaría con revisar brevemente algunos casos recientes. Por ejemplo, el despido del licenciado Carlos Morales basado en un burdo informe de minoría, la ignominiosa expulsión del periodista Manuel Emilio Morales de la «Radio» por negarse a firmar una circular. Luego, el ataque frontal y el intento de tomar por asalto a los medios de comunicación en un despliegue de chabacanería proverbial. Y para no extenderme más, finalizo diciendo que las chabacanas acciones administrativas dirigidas a la Radio Universidad de Costa Rica la tienen en un estado de postración lamentable. La «Radio» ha funcionado casi por inercia, (y ocurrencias… porque a los administradores no les da el magín para más) y la negligencia y la inopia en el manejo de los asuntos de este medio son dignos de mejor causa. De hecho, desde hace más de dos años nos encontramos virtualmente sin director. Ha sido tal el abandono, que algunos estamos convencidos de que pronto volveremos a nuestras raíces, es decir, a ser la Voz de la Manzana.
Hay más, pero no hay espacio. Termino entonces diciendo que me niego a aceptar que la chabacanería en nuestra querida Universidad tenga carácter de permanencia y sea fiel émulo de aquello que quedó dicho en el Mío Cid: Y llegaron los moros / y nos molieron a palos / que Dios ayuda a los malos / cuando son más que los buenos.
Créame doña Olimpia, tengo fe en que en fecha no muy lejana usted hará historia y entonces, estará en posición de lograr que nuevamente podamos hablar de excelencia y abolengo en esta universidad.