Por Helio Gallardo
Profesor UCR
En el proceso de reanudar relaciones entre Cuba y Estados Unidos, el presidente Obama informó a su Congreso que “el Gobierno de Cuba no ha proporcionado soporte al terrorismo internacional en los últimos seis meses”. La nota es parte de su empeño por sacar a Cuba de la lista gringa de países “promotores del terrorismo”. El retiro favorece a la economía cubana sin significar el final del bloqueo o ‘embargo’.
La Nación S.A. edita la noticia en página entera, ocupada en su mitad por una foto en la cual un aparente habanero celebra la decisión de Obama mientras a su espalda se ven pósters o pinturas de gran tamaño del Che Guevara (pág. 22A. 15/04/15). Mensaje: el Che fue un terrorista y toda la experiencia cubana se resuelve en una historia de criminales. El editor es tan tosco que el pie de la foto reza: “…pinturas del héroe revolucionario cubano Ernesto ‘Che’ Guevara”. Diario chambón, además de mentiroso.
Las expresiones “terror” y “terrorismo” alcanzan, en al análisis político, sentidos diversos. El terror, por ejemplo, lo utiliza un régimen político para sostenerse en el mando. La fuente de esta visión está en Maquiavelo y Hobbes, pero el terror de Estado lo han ejercido dictaduras de seguridad nacional sudamericanas o las más tradicionales de América Central y el Caribe. El interés del concepto es que “terrorismo” se ve aquí como medio defensivo contra el terror de Estado, arma usada, por ejemplo, para conseguir una apertura democrática.
La asociación directa del “terrorismo” con algo ‘naturalmente’ perverso se le debe contemporáneamente a Ronald Reagan, presidente de EUA entre 1981 y 1989. Reagan calificó a la URSS como “Imperio del Mal” y reservó para sus propios agentes de terror (en este caso internacional) el nombre de “Freedom Fighters”. Buscaba en parte ligar intereses geopolíticos (en Nicaragua, por ejemplo) con la religiosidad de la gente. En Costa Rica los medios oficiales llamaron a estos combatientes “contras” (apócope de “contrarrevolucionarios”, o sea el mote que les endilgaron los sandinistas en el gobierno). Un perplejo Reagan debe haber proferido para sí: “¡imbéciles incapaces!”. Cuento pintoresco, pero su peso recae en el Departamento de Estado por no estudiar los espesos caracteres de la oligarquía centroamericana.
Volviendo al Che, asociarlo con el “terrorismo” actual resulta anacrónico. Guevara fue asesinado en 1977 cuando Reagan todavía no era presidente y los combatientes político-militares como él, Camilo Torres, Tiro Fijo o el Comandante Cero, eran referentes icónicos, algunos mundiales, de los jóvenes Gente bella, con transparente espíritu y huevos. El charraleo viene luego cuando la embajada estadounidense en Colombia añadió a lo de Reagan el término “narcoterrorismo”, para que los dólares invertidos en ese país se usaran tanto para exterminar delincuentes como guerrilleros. Todavía en marzo de 1980 el arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, antes de ser asesinado por el terror de Estado, reconoció la legitimidad ética de la violencia armada de los combatientes del FMSL. Esta es la historia y no la que desea montar La Nación S.A.
Volviendo a los vínculos directos entre Cuba y EUA, solo la primera podría “levantar” la etiqueta de “terrorista” al otro; Cuba nunca realizó acción criminal ninguna contra EUA. En cambio, agentes de EE.UU. y del gobierno venezolano en esa fecha estallaron dos bombas, en octubre de 1976, en un avión comercial cubano. Los 77 viajantes murieron. Entre los asesinados estaban 24 chicos del equipo juvenil de esgrima cubano. Retornaban con sus familias tras ganar todas las medallas de oro en el Campeonato Centroamericano y del Caribe. Al crimen se le valoró entonces como el peor acto terrorista cometido en Occidente. Los autores quedaron impunes. La “justicia” yanqui protegió a alguno de ellos.
Hoy, el Estado más activo en terror geopolítico es EUA. Invade a quien se le antoja (si Rusia y China no se oponen), masacra poblaciones civiles, viola la legislación internacional, aplaude a sus torturadores y mantiene cárceles secretas. Queda impune. Los dirigentes del Estado de Israel hacen su fuercita, pero EUA mantiene su liderato en el ranking y pretende “exonerar” al gobierno de Cuba. Llamarlos, como hacían los chilenos, “frescos de raja” es nada. Son criminales. Deberían pagar por sus crímenes.
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