Extraño sueño

Mi abuela decía que los sueños eran revelaciones angelicales. Mamá, que eran por tener la panza vacía… Hace unos días, quizá por acostarme tan

Mi abuela decía que los sueños eran revelaciones angelicales. Mamá, que eran por tener la panza vacía… Hace unos días, quizá por acostarme tan vacío de noticias positivas y ansioso de que termine esta corrupción y se recuperen los valores humanistas tan deshumanizados, tuve un sueño extraño… Soñé que era un dictador en Costa Rica (como si fuera fácil burlar una democracia centenaria). Tenía un ejército a mi servicio y todos los poderes.

Con 35 cañonazos que ahuyentaron perros del parque central y palomas del Teatro Nacional, inicié: Compatriotas y compatriotos: Por el amor a mi Patria: piñata de corruptos politiqueros vulgares, siendo pacifista, escultor y poeta, respetuoso de la ley, la Constitución, la Democracia, la Soberanía y la Vida, hoy enriendo este país, con mano firme y honesta. Cercenaré los tumores que nos carcomen. Guerra abierta a delincuentes, vándalos, evasores de impuestos, pederastas, narcos, proxenetas, corruptos, violadores, asesinos, Arias, Lauras, dedocracias, diputaciones hereditarias, traidores y ratas de cuello blanco y oscura conciencia. Impondré orden, paz y Pena de Muerte, sobre este “vergel bello de aromas y flores”. Seremos iguales ante la ley y la muerte… No aplaudan que esto no es chiste; ni lloren que nadie ha muerto…

Nuestra Patria está “ingobernable”; el poder lo tienen unos pocos desalmados, en detrimento de los muchos que, teniendo alma, preferirían no tenerla. Todo anda patas arriba y voy, con los ciudadanos honestos, que espero existan, a voltear el mundo, aunque los niños del futuro nazcan mirando para arriba… Restauraré los tres poderes de la Constitución; adiós Sala Cuarta, que ya nos ha metido cuarteada y media… Adiós al poder mediático y plenipotenciario, que igual idolatra futboleros, que sinvergüenzas que olvidan todo, pero vuelven por otro “tamalito”… Controlaré la prensa; no más Naciones, Julios, Santos o Pilares, mintiendo y engañando, ni periodicuchos como La Teja, transformando nuestro culto pueblo, en una sociedad “culicéfala”.

Las cárceles serán cárceles; no moteles subvencionados por el pueblo; nada de visitas conyugales ni comodidades. Aprenderán respeto a las leyes y al prójimo. No más caras tapadas ni “casa por cárcel”, así sean “ángeles’. Cada recluido pagará colchón, ropa y comida. Taparán huecos en las calles; reforestarán, recolectarán basura, construirán aceras, limpiarán ríos, chapearán y cultivarán. Volveremos a la tierra como dijo Monge y no habrá terreno inculto mientras haya vagos -dijo Braulio-. Ayudaré al trabajador a cultivar, estudiar gratuitamente, tener casa propia sin pagar impuestos; que algunos municipios malgastan hasta en barrios chinos. No más bonos familiares gratis, ni becas para estudiantes que se embarazan por negocio. Todo hombrecito para engendrar, deberá serlo para encargarse del retoño; nada de comerse la piña de la niña y que al Estado le duela la panza.

Y no se paren de uñas los monseñores y los comerciantes de la fe; toda iglesia (hasta los “justos”) pagarán impuestos y no serán transnacionales camufladas; educarán, enseñarán principios y valores y pescarán más almas para salvar, que dinero para prestar. No podrán ser diputados. Al servidor público lo elige el pueblo y si no da la talla será destetado. Los políticos no elegirán “compadres hablados”: defensores, contralores ni magistrados. Los ministros andarán rapados para evitar piojos y cabezas instruidas pero enmohecidas. No más tratados injustos. No cambiaré soberanía por estadios ni puentes. No más concesiones, ni asesorías millonarias porque este pueblo ya parece vaca de pobre: mal comido y bien ordeñado. ¡Ah y ministro incapaz de poner una platina, se removerá a platinazos! Y cuídense los conductores temerarios y ebrios y aquellos inspectores que pidan mordidas a quien tenga dientes o carezca de ellos. No más licenciados licenciosos, médicos sangrones, políticos cerdos, femicidios tristes. Ni vagos maestros. Una ley será, jubilarse a tiempo, cediendo su puesto al talento nuevo, que espero no venga de universidades de garaje. Quien desee trabajar más, lo hará ad honórem.

Renacionalizaré todo; la sangre tica es de los ticos. Adiós cositas “made in China”, coca colas, gaseosas y comiditas rápidas que acabaron con aquellas gentes “delgaditas de cintura” que hoy, aunque entalladas, carecen de talle… Gallito pinto, aguadulce, cafecito y limonada, que ya ni en el “chan” se puede confiar… Bien portaditos, honestos, obedientes y trabajadores; nada de tumultos, armas, ni sindicatos palanganeadores. En 15 años seremos la nación respetada, libre y soberana, humana y solidaria, que todos soñamos… ¡He dicho!

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