El pasado 27 de diciembre nos sorprendió el fallecimiento del Dr. Carlos Agustín Páez Montalbán, porque nunca la pérdida de una persona querida es esperable. Conocí al Dr. Páez allá por los años 70, mientras yo realizaba mi residencia en medicina en el hospital San Juan de Dios y él regresaba al país tras finalizar sus estudios en hematología en el Reino Unido.
Siempre me impresionó su claridad de ideas, sus amplios conocimientos médicos y de la realidad política del país y del mundo, así como su compromiso inclaudicable en defensa de nuestras instituciones públicas.
Recuerdo que, en los años 80 durante la guerra de las Malvinas entre Argentina y el Reino Unido, la posición de la mayoría de la gente en el país era de defensa de Argentina, muy influenciada esta opinión por la prensa nacional.Sin embargo, en una discusión en los pasillos del hospital, con una claridad meridiana, dada por su inteligencia y su información de primera mano, nos convenció de que no deberíamos apoyar a Argentina, ya que era dar el visto bueno a su sanguinaria junta militar, culpable de miles de muertos y desaparecidos, lo que el tiempo no tardó en darle la razón. Así era Tin, siempre bien informado y con gran capacidad de análisis. De esa época, son memorables las partidas de ajedrez, lideradas por él durante la hora de almuerzo, en el servicio de hematología, donde se reunía gran cantidad de médicos algunos a participar en el juego, pero la mayoría a ser simples espectadores.
Tin recogió la estafeta de manos del también recordado Dr. Alfonso Trejos Willis para la defensa de la ética en la investigación con seres humanos. Allá por los años 60 don Alfonso lideró todo un movimiento que se opuso a la realización de experimentos, principalmente con vacunas, en niños costarricenses. El Dr. Páez hasta el fin de sus días fue un luchador incansable en contra de la mercantilización de la investigación biomédica en el país. Ojalá que esas batallas no hayan sido en vano; eso dependerá de nosotros.
Sería muy larga la lista de luchas en las que participó activamente, siempre de frente, con gran claridad ideológica y científica, y principalmente con honradez y lealtad a sus principios en defensa de las instituciones de salud del país y de la CCSS.
Algunas de esas luchas fueron la remodelación del edificio de la sección de medicina y del servicio de hematología del hospital San Juan de Dios, la oposición a la creación del hospital contra el cáncer, la implementación de la ley para la investigación en seres humanos, el análisis científico y no mercantilista del programa de vacunaciones en el país, la crítica al proyecto Guanacaste sobre la vacunación contra el papiloma humano, etc. Durante la lucha en contra de la aprobación del TLC, por su activismo llegó a ser conocido como “el médico del no al TLC”, en aquellas memorables jornadas en contra de ese tratado. En los últimos años, desde la junta directiva de la CCSS, se abocó como representante de los trabajadores al estudio de la situación financiera y política de esta compleja institución. Solía comentar que uno de los problemas más graves de esta institución era la ausencia de datos y cifras totalmente fidedignas sobre su realidad financiera.
La última vez que tuve el placer de reunirme con él, mostraba un gran interés en “entrarle al CENDEISSS”, una institución dentro de la CCSS, con objetivos y resultados poco claros.
Bueno, pero era médico-hematólogo, muy querido por sus pacientes onco-hematológicos, a los que les dio lo mejor de sus conocimientos que eran muchos, pero principalmente, les transmitía un gran respeto y apoyo en sus momentos difíciles, siempre con una gran sonrisa difícil de olvidar. Gracias Dr. Carlos Agustín Páez Montalbán por haber tenido el placer de conocerlo y de compartir algunas luchas. Personas como usted son indispensables en nuestra sociedad. Un abrazo a su familia.
