Hablábamos en el artículo anterior en cuanto al drama de la tramitología institucional de Fonabe, todo ello, relacionado con el premio o hazaña de los ¢17.000 al mes, un “rosario de penas”, alegrías y “regocijos de burro” por obtener el premio “Nobel”, a la seguridad social del Estado costarricense.
Esta situación tan penosa y vergonzante, lo viven diariamente los sectores más “desplumados” de nuestra sociedad, lo descrito o narrado aquí, es la realidad vivida por ser víctima (sujeto y objeto) de Fonabe.A lo largo, de mis casi tres décadas de laborar para el Ministerio de Educación Pública, como director institucional y encargado de becas del centro educativo Nicolás Chacón Vargas, sito Los Ángeles Sabanilla de Alajuela, llego a dar fe, Fonabe es una elefantito de ébano que debe ingresar al quirófano social, para una operación a “corazón abierto” por sus malas actuaciones administrativas, su diagnóstico social; tramitología burocrática, mal trato de sus funcionarios, tecnología ancestral dinosáurica, un call center con características propias de pena, algo así parecido, con el purgatorio de la Divina Comedia de Dante Alighieri, con un antepurgatorio, purgatorio y el paraíso terrestre, por si ingresa a ese centro de información lapidario.
Su gestión gubernamental se ha perdido en el limbo de la sociedad “porta mí”, vea a ver como se la juega, no es asunto mío, para eso tenemos protocolos establecidos, si los cumple, le damos el premio del dinero, dos años después de su aprobación ¢17.000 al mes, y si no cumplió con el requisito, el responsable de todo ello, es el encargado de becas o el director del centro educativo.
En ese sentido, he vivido un calvario de experiencias indignantes, apechugadas como director institucional y encargado de becas, doy fe, en el extravío y manejo de la información por parte de esta instancia gubernamental de estudiantes regulares, activos del centro educativo y matriculados en otros centros educativos del país, que por ello, no hay patrocinio al subsidio económico.
Otro de los dramas vividos, son aquellos jóvenes de sexto grado, reportados por la administración del centro educativo, como estudiantes regulares, habiéndosele extendido a inicio de un curso lectivo su condición académica, para que su endoso administrativo con el programa avancemos del IMAS, fuera expedito y exitoso, es decir, que el proceso fuera por así decirlo, automatizado, pero no, la realidad era otra dimensión, pérdida de información, alteración en la base de datos de Fonabe, como estudiantes que cursaban un tercer grado o cuarto grado, esa “torta” administrativa, le era comunicada al padre de familia, que el responsable de todo ello, era el encargado de becas o el director del centro educativo.
El Gobierno actual debe intervenir este elefantillo de ébano, que ha creado manantiales de agua en desiertos secos de intolerancia, es muy fácil engañar a familias con ayudas económicas desprovistas de sentido común y la sensibilidad social, males concebidos, ante una gestión gubernamental deficiente.
El traslape, el inframundo espacio del drama tramitológico de los RITOS DE FONABE, “brutalismo burocrático”…, para el bien común, para el desarrollo y bienestar social de nuestra población infantil, que tolera la apetecida asistencia del elefante de ébano en el extenso espectro de nuestro sistema educativo.
Lo anterior es el trauma patológico de aquellos sectores sociales, descontentos con la ayuda y cooperación, que les pueda brindar la institucionalidad de Fonabe; por ello, su oficiosidad es urgente ante el exceso de controles superfluos, ineficiencia del servicio social prestado, burocratización, tramitología por una beca de diecisiete mil colones al mes… protocolos mal planteados, deberían ser más ejecutivos, y con una alta dosis de sentido común, a lo que vinimos… adhesión social hacia los sectores más sensibles de nuestra sociedad costarricense.