El equipo de fútbol de la primera división de la Universidad de Costa Rica se perfila como el candidato más firme para descender a la segunda división, por el arrastre de inconsistencias desde que ascendió a la máxima categoría del balompié nacional.
Es evidente que la administración directiva y técnica universitaria no muestra interés en mejorar el nivel competitivo del equipo, ni mucho menos, las condiciones propias del Estadio Ecológico; así lo han hecho saber a los aficionados y críticos seguidores desde que alcanzaron el ascenso, pues lejos de mejorar las contrataciones con futbolistas de mayor capacidad y prestigio, y de invertir en la infraestructura de un estadio carente de iluminación, graderías apropiadas con techo, servicios sanitarios, entre otros, han optado por convertir el club en una especie de institución de beneficencia social, en perjuicio del aspecto deportivo competitivo como lograron hacer varias universidades mexicanas.
Es lamentable y preocupante, pues algunos teníamos esperanzas en que los directivos del club universitario contrataran un entrenador con una moderna visión ofensiva, así como a futbolistas capaces de aspirar –al menos– a ubicar el equipo de la U entre los cuatro mejores del campeonato nacional, con opción a algo más. Pero no, esos sueños son cada vez más remotos y la sombra del descenso aumenta conforme avanza el torneo. No deben confiarse por el gane anterior ante Heredia 2 a 1, de 18 puntos solo llevan esos tres.
Ahora, los ‘responsables’ de alimentar la crisis hacen abandono del bello Estadio Ecológico para que sus aficionados (especialmente los vecinos de Montes de Oca) no los vean hundirse en el sótano y trasladan al equipo a aventurarse lejos de casa, en el Estadio Nacional, aumentando los costos de alquiler, traslados y tiempo para todos.
La UCR tuvo que esperar muchos años, décadas, e invertir enormes recursos para poner un equipo de fútbol en la Primera División, lo cual no es fácil. Sin embargo, todo eso corre el riesgo de perderse, porque la Directiva de la U tiene entre sus prioridades fines ajenos a la necesidad fundamental de consolidarse y perpetuarse en el fútbol competitivo.
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