El pasado 22 de enero participé junto a Kifah Sasa y Úrsula Hauser de una mesa redonda sobre “Gaza: La urgencia del diálogo“.
Empecé mi presentación diciendo que los hechos que ahí era analizados sufrían de una sobre simplificación y reduccionismo, lo que impide un análisis profundo de lo que sucede y las posibilidades de resolución.
Este comentario es fácilmente ejemplificado con el título del artículo publicado en el Semanario UNIVERSIDAD el 4 de febrero: “Expertos piden boicot contra Israel”. Es verdad que esta fue la propuesta que presentó Kifah Sasa, pero no como dice el artículo un boicot “comercial y diplomático” sino comercial y cultural. Cabe recalcar que Úrsula no se refirió a este punto y en mi respuesta, no solo consideré la propuesta irrelevante, sino que profundicé el concepto de boicot cultural, de una forma un tanto sarcástica, por lo cual tal vez, parte de la audiencia no entendió (incluyendo la periodista Caterina Elizondo). Por ser este aspecto central en el artículo y tomando en cuenta que algunas universidades europeas están realizando dicho boicot cultural, prohibiendo la invitación o participación de académicos israelíes en encuentros en esos centros educativos, pretendo analizar un poco más profundamente este punto.
Es importante mencionar que los tres participantes de la mesa redonda criticamos el bombardeo por parte del ejército israelí, de la misma forma en que nos solidarizamos con las víctimas de dicha acción. Este probablemente fue el único punto en el cual no hubo discrepancias. La Dra Hauser dedicó su tiempo a exponer desde su punto de vista de psicóloga con una amplia experiencia en la materia y conocedora de la problemática vivencial de los habitantes de Gaza, el sufrimiento y las dificultades en sobreponerse a los traumas que vive esta sufrida población. Kifah Sasa y mi persona hicimos un análisis político histórico y en lo único que estábamos de acuerdo era que el conflicto pertenece a la modernidad y que en su base no existen causales teológicas.
Consideré irrelevante la propuesta de boicot comercial, pues si entendemos que el sistema capitalista funciona en una forma global y tomando en cuenta el desarrollo de la alta tecnología que produce Israel, un verdadero boicot solo podría hacerse eliminando de nuestro día a día gran parte de los instrumentos tecnológicos que hacen parte de nuestro quehacer: computadoras, teléfonos celulares, energía alternativa, y muchos otros, a no ser que se restrinja el “boicot” únicamente a aquellos productos que no afecten nuestra vida, lo que sería no solamente ridículo, sino ineficaz, de ahí que lo consideré irrelevante. A propósito, el apartheid no fue eliminado de Suráfrica por un boicot económico y mucho menos cultural. Aconsejaría al máster Sasa que investigara un poco más el tema, imagino que en aquella época el pretendería que no se compraran discos de Miriam Makeeba…
En cuanto al propuesto boicot cultural, este es fácilmente entendible cuando se quiere reducir el conflicto a una forma de pelea tribal, así todos los de la otra tribu (en este caso los judíos) son los enemigos; de ahí que Sasa se negó a hablar del hecho de que la mayoría de los países árabes aplaudieron (en silencio o por altavoces) el ataque israelí a Gaza. Egipto además impidió que palestinos se refugiasen en su territorio, cerró el paso de Rafah a ayuda humanitaria a los habitantes de Gaza y atrasó los llamados a una reunión que pidiera el cese de fuego inmediato así como tampoco se refirió a los discursos de líderes de la Autoridad Palestina, quienes abiertamente culparon a Hamás por la respuesta violenta israelí. Tampoco escuchamos ningún análisis crítico histórico del asesinato de más de 25000 palestinos por parte del Rey Hussein de Jordania a principio de los años 70, lo que dio origen al famoso Septiembre Negro, aparentemente, para los mismos “representantes del pueblo palestino”, cuando miles de sus congéneres son asesinados por musulmanes, esto no tiene mayor importancia.
El llamado al boicot cultural es discriminatorio, además que políticamente estúpido; son los académicos israelíes la base de los grupos más críticos a la política del gobierno de Israel en relación con los palestinos, son la base de los grupos pro paz y de defensa de los derechos humanos de los palestinos. Además, muchos palestinos que laboran en universidades israelíes están también siendo objeto de dichos boicots (por primera vez en la historia el antisemitismo se extiende a otros semitas). Es por esta razón que dije en la mesa redonda, que si la idea es boicotear culturalmente a académicos de países agresores, deberíamos en primer lugar boicotear a los de Estados Unidos y cité como ejemplo a Noam Chomsky y en última instancia a nosotros mismos, ya que Costa Rica apoyó la invasión de Irak.