Hipocresía estudiantil en la UCR

No hay nada que a uno como estudiante le llene más de orgullo que tener la posibilidad de decirse a sí mismo una vez graduado: soy de la Universidad de Costa Rica.  Y cómo no, si es una de las pocas instituciones, inclusive en el nivel latinoamericano, que mantiene en firme las tres áreas del […]

No hay nada que a uno como estudiante le llene más de orgullo que tener la posibilidad de decirse a sí mismo una vez graduado: soy de la Universidad de Costa Rica.  Y cómo no, si es una de las pocas instituciones, inclusive en el nivel latinoamericano, que mantiene en firme las tres áreas del Quehacer Académico: Acción Social, Investigación y Docencia.

Esto implica que cada persona que tiene su título de Licenciatura, tuvo que cursar un Plan de Estudios con cierta cantidad de cursos humanistas, completar un Trabajo Comunal Universitario y culminar con un Proyecto de Investigación.  Por supuesto con las variaciones del caso.  Algunos lectores sabrán a lo que me refiero.

Entonces salimos al mercado laboral con un orgullo inconfundible.  Salimos de la mejor Universidad.  Somos profesionales integrales.  Pero, ¿realmente lo somos? ¿O es únicamente algo que decimos que somos?  
Esta interrogante me la he empezado a hacer hace ya bastante tiempo, y últimamente, me he dado cuenta que no es más que una enorme falacia e hipocresía de uno como estudiante.  Como se dice como “cliché”,  “algunos pasan por la UCR, pero la UCR no pasa por ellos”.  Y conforme avanza el tiempo, más seria y más real es esta situación.

Los estudiantes de la UCR en su mayoría (siempre existe una minoría de personas que salen del esquema) son personas a las que ni les importa qué sucede con su Institución, personas que ni siquiera saben en qué manera está estructurada, y personas que tachan, ignorante e injustamente, de “chancletudos” a las personas que sí se involucran y sí les interesa no solo el futuro de la Institución, sino también la Realidad Nacional.

Fundamento esto con dos ejemplos muy claros.  Destaco que por supuesto son subjetivos y no tengo ningún sustento estadístico para garantizarlo, pero es algo que personalmente me parece como un hecho en función de experiencias vividas en mi travesía como activista independiente del Movimiento Estudiantil.  El primero se da cuando se ve la apatía y desinterés de los estudiantes en problemas de enorme magnitud, entiéndase la crisis de la CCSS, el préstamo del Banco Mundial a la UCR, los derechos de la comunidad LGBT, entre otros más a tal punto que, cuando existe una manifestación, persiste una tendencia general, especialmente de las carreras técnicas, de quejas por pérdida de clases, de total y completa falta de participación y hasta inclusive de echarles la culpa a esos “vagos” de perder un examen corto o un laboratorio, etc.  Pero, en el momento que el año pasado se dio una situación con los parqueos de la Universidad (entiéndase un parqueo como una total y completa comodidad en la mayoría de los casos) se observa muchísimos estudiantes con una preocupación inminente a tal punto que empiezan a buscar a la Federación para que les ayuden a solventar su “problema”.

Hay que aclarar que, desde mi punto de vista, la mayoría del Sector Estudiantil perdió la fe en el Movimiento, ya que hubo un grupito pequeño de personas, con intereses partidarios, que instrumentalizó a la Federación durante ocho años y la volvió inoperante, inútil y utilizó los recursos de todos los estudiantes para sus propios intereses.  Sin embargo, hago la salvedad que, afortunadamente, se crearon nuevos grupos políticos (con los que igual discrepo mucho), y se ha ido buscando recuperar el prestigio de la Federación.

Pero esta situación de manipulación de la que hemos sido objeto no es excusa para que no nos involucremos. Somos ciudadanos y estudiantes. Ignorar el asunto no da soluciones.  El segundo ejemplo, y el que más me indigna personalmente, es observar la falta de representación estudiantil en todos los Órganos de la Universidad donde tenemos aproximadamente 25% de representación por cada Unidad Académica de sus profesores en propiedad.  Y esta falta de representación se ha observado más que nunca en el VII Congreso Universitario.

De este Congreso, un número reducido de personas se han enterado acerca lo que esto significa. O inclusive cuál es su objetivo.  Y sumado a esto existen otro tipo de personas, que en el momento de escoger la representación en las Asambleas Estudiantiles por Asociación, se postulan como representantes pero en el momento que ven la implicación que cada Comisión de Trabajo del Congreso implica, fuere lectura, conversación política, análisis y asistencia, se retiran.

Y siempre con la misma excusa de siempre: “Estoy muy ocupado, no tengo tiempo de asistir a las sesiones del Congreso, etc.” Lo interesante es que existe un permiso directo de la Vicerrectoría de Docencia que permite que los estudiantes que están inscritos como Congresistas asistan sin mayor dificultad.  ¿Entonces dónde se encuentra ese profesional integral?

Tomé la iniciativa de escribir este artículo de opinión porque me di cuenta de algo grave que sucedió en el mismo marco del VII Congreso Universitario.  El día jueves 10 de abril del presente, se aprobó la ponencia EGH-05, la cual básicamente restringe la elección de la representación por Áreas al Consejo Universitario únicamente a los profesores en propiedad.  Actualmente la manera de elección es mediante la Asamblea Plesbicitaria, órgano en el cual existe representación estudiantil.  Esto quiere decir, básicamente,  que el Sector Estudiantil no tiene voto en la representación por Área en el Consejo.  Entonces, no solo los estudiantes somos una minoría en el Consejo Universitario, sino que además ahora se nos quiere quitar la potestad de elegir a la representación por Área situación totalmente nefasta, ya que la Universidad de Costa Rica es lo que es, por sus estudiantes.

Entonces, ¿qué procede?  Viene la etapa plenaria, en la cual se discute este tipo de propuestas destructivas de la democracia universitaria y, adivinen qué.  La representación estudiantil será pequeña, ya que los mismos representantes no asistieron a 2/3 de la totalidad de las sesiones.  Aclaro lo siguiente: sí existe una parte del Sector Estudiantil que no solo se organizó para el Congreso, sino que buena parte de este,  fue realmente responsable con su trabajo y asistió a todas las sesiones de Comisiones de Trabajo. Este artículo de opinión no va dirigido a esas personas.  A ellos les aplaudo y les agradezco.  Esta opinión va dirigida a todo el resto del sector estudiantil, a ese sector que ni sabe la realidad universitaria ni la realidad nacional.  

A mis colegas estudiantes no involucrados les diré una cosa muy importante: Costa Rica se construye involucrándose.  No se construye quejándose de todo y no haciendo nada al respecto, no se construye pensando solo en pasar cursos.  Nuestro país y Universidad no se construye con gobiernos ni con rectores.  
Es cierto, muchísimas personas tienen responsabilidades o necesidades más allá de la académica, que no toda la población estudiantil posee, pero, para muestra, un botón, la presencia de una madre soltera embarazada se hizo sentir.  

Me gustaría escuchar respuestas.  ¿Entonces, somos estudiantes integrales y profesionales integrales? ¿O solo queremos un título para producir, generar ingresos y fallecer?

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