Asombra el lenguaje político del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y del mismo Barack Obama cuando afirman que “están preocupados por la situación bélica de la Franja de Gaza”. Esta “preocupación” lleva décadas y los gestos de buena voluntad no bastan cuando el pueblo palestino es sitiado por agua, tierra y aire. Y no es una hipérbole: las lanchas artilladas israelitas ametrallan constantemente a los pescadores artesanales con un doble propósito: aniquilar los pescadores palestinos y aniquilar a las especies marinas. En tierra, el panorama es idéntico: los estrategas israelitas suspenden el suministro de energía, el agua potable, los alimentos básicos y medicinas, y el muro es uno más de la infamia universal. Y por aire los misiles, las bombas de racimo y las nuevas armas que se experimentan contra la población palestina. Imagine usted vivir con esa amenaza todos los días, imagine vivir sitiado en su propia tierra. Imagine un bloqueo sistemático. Imagine las necesidades básicas de un millón quinientas mil personas (Seres Humanos).
El desprecio por la vida humana que muestran los altos mandos del ejército israelí, las burdas excusas para bombardear escuelas, barrios, edificios solo son justificables a los ojos de los sionistas que predican su movimiento de liberación etnocéntrica. La limpieza étnica (llámele holocausto palestino) que lleva a cabo el ejército israelí no termina de asombrar al mundo. Pero, atención, vean la bondad de los responsables de lanzar los misiles: avisan “cinco” minutos antes para que no impacten a la población civil palestina, sufra menos y se resguarde… ¿Dónde?
En ese contexto es que surgen los grupos armados que reivindican los derechos palestinos, pero con poca capacidad operativa y frente a un ejército superior en armas y tecnología. Y como si fuera poco, estos grupos armados son deslegitimados a nivel internacional por los mismos corifeos que respaldan con su silencio las masacres periódicas contra el pueblo palestino que realiza el ejército israelí.
¿Y dónde están los derechos del pueblo palestino –su libre autoderminación, el derecho de vivir según su cultura– que Israel les ha confiscado durante décadas? De ninguna manera el terror, las masacres indiscriminadas contra la población civil palestina, los “asesinatos selectivos”, de los cuales se ufanan las fuerzas especiales israelitas, van a resolver el conflicto. Así como una vez la comunidad internacional se conmovió ante el holocausto judío, con la misma energía debe actuar y sentar a judíos y palestinos para que la paz no solo sea un emblema vergonzoso para la humanidad.