Insólita indiferencia

Continuando con el caso insólito de Costa Rica, mencionado por Fernando Rottier Salguero, alumno de la Universidad de Costa Rica,  en un artículo escrito

Continuando con el caso insólito de Costa Rica, mencionado por Fernando Rottier Salguero, alumno de la Universidad de Costa Rica,  en un artículo escrito en este Semanario, otra de esas características insólitas en este territorio es que todos los sectores se muestran de acuerdo con que se implemente una reforma fiscal, con la única condición de que a ellos no los afecte.  Así se siente Rottier Salguero: preocupado que la renta mundial alcance a su hermana que estudia y trabaja en Italia.

Una reforma fiscal tiene implicaciones sobre la mayoría de los ciudadanos de un país;  este efecto es ineludible. El punto clave está en dirigir este impacto de la manera más equitativa posible.  Lo verdaderamente insólito es que Costa Rica ha abandonado el sentimiento de solidaridad real. Todos contribuyen con “un rojo por un hermano” o cualquier campaña similar que les haga sentir solidarios por una pequeña e insignificante contribución.

Sin embargo, aunque todos concuerdan en que una reforma fiscal es necesaria, en el fondo lo que realmente les importa es que su contribución sea mínima y de ser posible nula, porque todos sentimos que tenemos condiciones y característica que nos hacen especiales. Así no se construyó este país. Se construyó de forma solidaria, con personas dispuestas a contribuir para que los ciudadanos tuvieran acceso a educación, salud, seguridad e infraestructura.

Los temas tributarios son referidos como temas odiosos en distintos foros. Pero no son solamente odiosos, sino también complejos. Lo prudente es, para quien quiera aventurarse a escribir sobre este tema, que se informe para que no des-informe a los demás.

El tema de renta mundial que preocupa al señor Rottier Salguero, no se introduce en el proyecto de Ley de Solidaridad Tributaria bajo el concepto de renta mundial, que se conoce en los sistemas tributarios modernos que se implementan alrededor del mundo.  Se está manejando un concepto de renta territorial reforzada, donde únicamente pagarán impuestos los montos que se consideren rentas pasivas del capital (intereses, dividendos, ahorros, alquileres) y que sean repatriados a Costa Rica.  El ejemplo que pone el autor de su hermana que estudia y trabaja en Italia no viene al caso. Las ganancias que ella genera con su trabajo personal no son rentas pasivas y, por ende, no serán gravadas con el concepto de renta mundial que se está manejando en el proyecto de ley. No corresponde a su hermana en esta ocasión, contribuir con el fisco para poder pagar los servicios públicos que utiliza aún viviendo fuera de este país.

Tampoco es correcta la afirmación que hace respecto a los sistemas de renta mundial utilizados como medios para evadir el pago de impuestos. Por el contrario, es una de las formas más efectivas mediante las cuales se realizan fiscalizaciones, ya que se debe dar a conocer a la administración tributaria los países en los cuales se lleva a cabo actividades lucrativas y puede entonces ejercerse un mayor control. Y aunque podrán argumentar que no es así porque nadie reportará dónde realmente realiza actividades lucrativas, lo cierto es que es necesario hacerlo para obtener los beneficios en créditos fiscales (deducciones) que ofrece este tipo de sistemas tributarios. Todos los sistemas tributarios de renta mundial ofrecen dar una deducción por el impuesto pagado en otro país para evitar la doble imposición, y debe demostrarse que efectivamente se pagó ese impuesto para obtener el beneficio. Así que es un mecanismo efectivo de control y por eso lo utiliza el Internal Revenue Service de los Estados Unidos, conocida como la administración tributaria más eficiente del mundo.

Podemos mediante los aportes solidarios de quienes más tienen, continuar construyendo la Costa Rica que queremos. Donde los pobres tengan acceso a servicios públicos de calidad financiados por quienes más tienen. Claro, eso solo es posible, si todos dejamos de creer que somos especiales, y asumimos la obligación de tributar de forma responsable.

Una reforma de este tipo debe verse por la juventud costarricense como un horizonte esperanzador y no como un país sin futuro, como lo plantea el señor Rottier Salguero.  Un país sin futuro no es aquel en que disminuye la capacidad de compra de una persona, sino aquel donde quienes tienen capacidad de compra son indiferentes a quienes no pueden pagar por sus alimentos.

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