Sorprenden los maquiavelismos de los políticos, pues rebasan la cordura y los valores humanos.
El tan ventilado “conflicto” entre Nicaragua y Costa Rica, es una escaramuza fabulesca y ladina: mandar la perra (Pastora) a tratar de agredir la gallinita (isla Calero), del patrón que un día le dio cobijo y sustento (Costa Rica) es una bellaquería. Pareciera un simple juego, pero ¿qué hay detrás?
Los políticos nos robaron la fe y perdieron credibilidad. Duele sentir que en el aparente “atentado” contra unas torres, exista una planificada y macabra demolición. Que tras un “accidente” minero pueda estar un “reality show”.
Que detrás de cada concesión estatal, palpite una estafa. Que tras cada nombramiento político aflore la corrupción y que, tras un conflicto fronterizo, se esconda un negocio tipo “brasso”: abrillantador de imágenes…
Ortega sabe que un rebaño disperso se reagrupa tocando con la flauta del patriotismo, la melodía del orgullo nacionalista, que hermana a tirios y troyanos, bajo el grito de Patria, Soberanía, Democracia y Libertad… Pero ¿por qué los ticos, dizque tan avispados, caemos en la misma ratonera y armamos tanta alharaca? ¿Por qué somos la torta de la fiesta si no tenemos ejército? ¿O sí? ¿Por qué Ortega y Pastora, que dicen desconocer el “mieeeeeedo”, no le gruñen a Honduras donde otro gallo podría cantarles?… ¿Qué “canal” buscan Venezuela e Irán en este asunto?
Este barullo suena a “negocio pactado” -dicen algunos- entre nenes “lindos”. A Ortega le funciona y, le vino como anillo al dedo a nuestra presidenta “color de niebla” -como diría Brenes Mesén- con demasiados problemas y cuestionamientos y pocas soluciones y respuestas… Y como la oportunidad la pintan calva, saca del armario la Patriótica (utilizada en su campaña política), desempolva la proclama de la Soberanía y neutralidad (¿cuál?), acude a las instancias internacionales y le da vuelta al “cromo”: el mundo se olvida que somos un paraíso fiscal, que tenemos comunidades inundadas, que hacemos concesiones fraudulentas, que nuestros puentes se desploman, que la carretera multimillonaria a Caldera colapsó con todo y la plaquita del patrón, que proclamamos “paz con la naturaleza” y decretamos la mina a cielo abierto: Crucitas, de conveniencia nacional.
Nadie habla de asesinatos, prostitución e inseguridad, ni que el país que abolió el ejército, hospeda uno artillado (¿para vigilar el narcotráfico?)… ¡AY, viva esa Patria de ensueño donde siempre es carnaval!
Los “azuzadores piromaniacos” (los zafalomos) atizan la hoguera xenofóbica (ambos países) sabedores que el “asado del turno” siempre es el pueblo… Irreflexivamente, la gente saca la Bandera Nacional que amarra al guardafango del carro y se lanza a las calles a hacer tormentas en jarros de agua. ¡Calma pueblo! No crucen el puente antes de llegar al río. Los políticos conocen nuestros olvidos, indolencias y debilidades (nos agarran de chancho).
Señores diputados, no se finjan “patriotas intocables” que cuando pudieron probarlo, entregaron nuestra soberanía. ¿Para qué discursos huecos y epítetos airados, si aquí también cocemos habas? Váyanse de vacaciones tranquilos; los sindicatos duermen (como siempre) y el pueblo sigue detrás del palo.
Olvidemos a esos soldaditos con armas convencionales; las guerras de hoy son otras, ya no se sitian las ciudades como la Troya homérica; bastan los tratados comerciales (y hay plaga). Al enemigo no se le arrasan sus cultivos como hacía Carlo Magno; basta venderles más barato y hacerlos dependientes… El soborno superó la espada; bastan unas regalías (un estadio) Las guerras de hoy no truenan armas de fuego; infunden miedo y amedrentan con memorandos y falsas epidemias.
¡Despertemos! al diablo la doble moral… Nos enfada que nos llamen comunistas, pero nos unimos a China, donde los derechos humanos se los pasan por donde un expresidente tico se pasó la Constitución.
Nos decimos libres y democráticos, pero le negamos un reconocimiento al Nobel de Paz preso en China, país por el cual rechazamos al Dalai Lama y mordimos la mano a Taiwán…No permitimos intromisiones, pero lo hizo USA en el referéndum y lo hace Industrias Infinito, reabriendo la herida del SÍ y el No en pro del oficialismo… Nos “emputa” que digan que a nuestros políticos los financia el narcotráfico, pero sucede desde Vesco. (Somos bodeguita de los cárteles internacionales)…
Costarricenses, rehusemos este juego insulso (como la OEA), actuemos con precaución, sabiduría y cordura. El futuro está en la solidaridad y la fraternidad.