Todos la hemos transitado, nuestra arquitectura. Creo que en este país todo hemos apreciado edificios que poseen algún tipo de arquitectura histórica o estilística: el Teatro Nacional, el Teatro Melico Salazar, la Contraloría y otros.
Pero todos los días en el camino hacia nuestro trabajo o lugar de estudio, nos podemos encontrar otro tipo de arquitectura o elementos de esta: un teléfono totalmente dañado, un puente sin baranda metálica, seguro que no se la llevó el viento, ni el río, sino, algún desprovisto de dinero.
Todos hemos visto un poste donde había una señal de alto…pero ya no existe. Las alcantarillas en este país, es lo mínimo que podríamos tener pero, en muchos lugares, tampoco existen… por cualquier circunstancia, por lo tanto los vecinos se organizan, improvisan su creatividad: una venta de tamales, un bingo y los recursos “aparecen” para colocarlas.
Las casas, imposible, son cárceles, a veces con familias ahí dentro, otras con trabajadores que solo se ven por las noches, porque la crisis de esta “democracia”, vocablo muy manoseado, ya no les permite tiempo ni para ser familia. Nuestras casas ya poseen verjas por los cuatro costados, y alambres. Los hay de todo tipo: púa, navaja, electrificado y más….
¿Los parques? Los diseñan para que los desprovistos no duerman en sus bancas, ahora tienen un diseño ondulado, para que nadie se acueste, esto parece como hacer un pastel para que lo miren de lejos. Las habría preferido, las bancas, planas, así le servirían a alguien, para pasar, no una mala noche, sino, una injusticia del poder, haría la pobreza mas llevadera. En las zonas verdes de los parques con nuestra variedad de plantas exóticas, creo que se ha hecho algún esfuerzo para embellecer las zonas verdes, pero a veces, se tarda más en sembrarlas que en poder apreciarlas, su venta, le habrá quitado un día de hambre a más de uno.
¿Y los edificios de San José? En algunos debieron hacer verjas para que no fueran orinales públicos, las verjas deslucen nuestra capital… pero ahí están para proteger lo poco que va quedando en este país, en el que vamos perdiendo cada vez más, no solo arquitectura, también nuestros recursos e instituciones. La arquitectura de la que nos sentimos tan orgullosos, ¿que la han hecho?: la línea férrea, los muelles, el Consejo Nacional de Producción, ahora se dice: en el antiguo CNP, en el antiguo Banco Anglo y otros “antiguos”… cada día hay más “antiguos”. El ICE ese majestuoso edificio, es parte de nuestra arquitectura, ahora comprometida, con una competencia, producto del TLC. Los trenes están en un proceso de recuperación, no sé, pero solo a gente irracional, se le ocurre cerrar servicios de ferrocarril, un servicio público tan necesario, económico y vigente en todas las capitales del mundo: del primero del segundo y de todos los mundos restantes, ya ni se cuantos hay… tal vez algún millonario inventó o se “encontró” otro. Nosotros utilizamos el ferrocarril, “en pasado”, para ir a Puntarenas o a Orotina, en un paseo familiar, pero los políticos, van a un tour de lujo a la Costa Esmeralda, por eso no les interesa el ferrocarril. ¿INCOFER? Todas las estaciones del ferrocarril a los dos puertos, eran preciosas y el edificio principal de la estación al Pacífico y al Atlántico fueron galanos arquitectónicos, ahora siguen deteriorándose. La estación de Siquirres, una de las que más visité, actualmente la he visitado y ahora lo que más se nota es un rótulo grande en el techo, ya bien deteriorado, que dice INCOFER. ¿Quién se imagina haber cedido o abandonado ferrocarriles, puertos y aeropuertos? A esta institución, que se le adjudicó: en su capítulo II artículo 3º el objetivo a) Fortalecer la economía del país mediante la administración de un moderno sistema de transporte ferroviario para el servicio de pasajeros y de carga (ley N° 7001 de 19/09/1985). ¿Qué pasó? ¿Se creó la ley para eliminar los ferrocarriles? Esa infraestructura que dio tanto desarrollo a este país.
Y así en esta arquitectura de pobreza, seguimos perdiendo, recién el año pasado, se perdió además de un puente, cinco vidas de inocentes que pasaron por esa estructura construida en la administración de don Julio Acosta García (1920-1924), un Benemérito de la Patria , y algunos dijeron que habían “advertencias”, que fácil se lavan las manos estos Pilatos modernos.
No creo que podamos construir una arquitectura sofisticada o exótica como la de Europa, porque en los países del tercer mundo hay otras prioridades y no hay excedentes. Me gustaría si, ver mi país, con una arquitectura al menos segura (antisísmica), con un estilo propio y sobre todo con una planificación orientada al desarrollo sostenible. En contraste, con lo nuestro, la mayoría de la majestuosa arquitectura europea: la Capilla Sixtina, la Torre Eiffel el Coliseo romano tiene trazas de procesos de invasión, esclavismo y/o extracción. Así, esas glorias del viejo mundo son cargas muy pesadas en la sociedad dispar de hoy.