Nuestra sociedad se desgasta cada día, pero pareciera que es a cada instante. Nuestra sociedad sufre cambios y, lamentablemente, no son para mejorar. Las autoridades educativas, en específico las del MEP, disfrutan de sueños de fantasía.
No ven, no oyen, no leen, no sienten, no dicen nada y su perspicacia está también adormecida. Quizá algún día despierten y se percaten de la dura realidad. Los problemas que azotan al proceso educativo son gigantes y cada vez peores. Nuestros niños y jóvenes, hombres y mujeres del futuro de Costa Rica, son las víctimas inocentes de los malos funcionarios de la educación.
Los docentes en forma general se esfuerzan por cumplir lo más y mejor posible; mas sus esfuerzos, dignos de elogio, son pequeños y breves. El mal está en los funcionarios de arriba, que quizá podrían hacer lago; pero su capacidad mental carente de pasión, motivación y de energía es pequeña, más aún su iniciativa y proyección.En fin, no ven nada, no oyen, no investigan; el contenido científico en el que se debe apoyar todo el proceso educativo está escondido. Nuestro sistema educativo está enfermo de charanga, que es la peor enfermedad que existe y que a todos afecta ahora, mañana y siempre.
Ejemplos claros y dolorosos. Nuestras autoridades educativas insisten en mantener el Bachillerato como culminación de la secundaria, el cual ocasiona un enorme costo y con los resultados oscuros de siempre. El MEP revela datos ajustados, según convenga. Nadie lo duda.
La exageración de jóvenes embarazadas, nunca se sabrá esta trágica verdad. El embarazo representa una desgracia para la alumna, los padres de familia, para el niñito y para la sociedad. Con esta desgracia, salen ganando la o las clínicas de abortos, las empresas farmacéuticas con los productos abortivos, preservativos y todos los productos anticonceptivos; todos caros.
La enorme cantidad de deserciones de las escuelas y de los colegios. Estas personas que abandonan los estudios, no regresan. Ingresan al mundo de las drogas, la delincuencia, contactos con el narcotráfico, la prostitución, las pandillas, etc. Las deserciones son una completa desgracia para nuestros niños y adolescentes.
La drogadicción en las escuelas y colegios nació, gateó y ahora camina a gran velocidad. Nadie la podrá detener; nuestros niños y jóvenes se drogan. Y cada día son más drogadictos. Los irresponsables intelectuales son los altos funcionarios de la educación. Ciertamente tratan de hacer algo, que es demasiado poco.
De nuestras universidades de papel que descaradamente lucran con la formación de educadores. Extienden títulos a granel. No les importa en absoluto si saben o no saben. Lo importante es que sepan pagar las altas sumas que irresponsablemente cobran.
Las juntas directivas de las Asociaciones de APSE, SEC, ANDE y el Colegio de Profesores y Licenciados siguen pensando. Creo que siguen pensando. Etc. Etc.
Conviene imponer la responsabilidad a la versión de un sistema educativo charanguero y “gastón”. Ese dinero mal gastado corre como el viento; no se escapa de los niveles de corrupción, los cuales llegan más allá de la Luna.
Conviene promover cursos de asesoramiento para todos los docentes, cuya duración no sea de media hora. En vez de congresos o congresitos, ayudar a los docentes en su delicada e importante misión. Y los miembros directivos que no descuiden las piscinas y lugares de recreo.
Conviene promover, mediante la televisión, mesas redondas alusivas a la educación. Conviene utilizar los medios de información escrita para brindar las nuevas innovaciones educativas del momento.
Conviene efectuar constantes reuniones con los Directores Regionales de Educación, para mantenerlos informados de las políticas educativas.
Las autoridades educativas deben imponerse propósitos para cumplir en el presente año, que sean verdaderos retos para evitar el hundimiento total de nuestros niños y jóvenes y ofrecer cambios a nuestra sociedad.
Finalmente, los altos funcionarios de la educación se tienen que proponer eliminar la educación charanguera, que es vacilón, que es necedad, que es ceguera, que es irresponsabilidad, que es denme el salario para gastarlo y que es descolorida la educación que se brinda a nuestros niños y jóvenes.
Los tres siguientes capítulos a los que me referiré más adelante los he titulado: “El docente, verdadero héroe en su misión transformadora”; “El docente, humilde sembrador” y “Valor de la Educación en este momento y su urgente transformación”.