Es una dura expresión afirmativa, pero es una gran verdad. Se podría cuestionar; pero más bien se reafirmaría como cierta y como una significativa, lamentable y triste realidad. Algo muy malo sucede con los procesos de formación en nuestro país.
La charanga educativa está presente y desde luego la impotencia, la incapacidad, la irresponsabilidad, la negligencia y otras; todas juntas caminan abrazadas produciendo una total desgracia al presente y al futuro de la sociedad. El costo es enorme y los fracasos también.
Son muchos los millones de colones invertidos y el aprovechamiento es muy poco. La situación de la educación es muy grave. Son muchos los aplazados y el nivel de deserción es alto. Los docentes incapacitados es constante, significativa y sin control. La pérdida de lecciones es alta y también incontrolable.La preparación de los docentes no es objeto de una formal investigación. Los docentes no leen, no son pasionarios con su misión y cumplen a medias.
No atienden debidamente a los estudiantes en sus diferentes dificultades; el tratamiento que se da a los alumnos no es técnico ni científico. No es profesional desde luego, hay excepciones. En fin, están presentes los docentes sin pasión para enseñar, educar, formar, transformar, los educadores mal formados, aperezados, enfermos, contagiados de vagancia, figuran en los procesos de deformación.
Los niños ingresan a la escuela con defectos en su formación y salen como bachilleres siendo peligrosos por su deformación. Los pandilleros están en la escuela, colegio. Las ocurrencias y los impulsos caminan juntos en la educación. Nuestros estudiantes “manejan” un pésimo vocabulario, no redactan bien; y tienen dificultad para escribir correctamente y no leen ni tienen capacidad para proponerse metas para su vida futura.
En las reuniones con los padres de familia se manifiestan pésimos errores. Son citados para una hora y se inicia a otra la reunión; por lo general no se da a los padres un programa a desarrollar en la sesión. No se lleva el control de asistencia y por lo general los padres salen disconformes por la pésima calidad de la reunión y por la improvisación; los padres no son debidamente informados de problemas que presentan sus hijos.
Al final del curso se les avisa del aplazamiento y desde luego, los problemas o dificultades que manifiestan sus hijos no son tratados como deben ser. Los directores y directoras de escuelas y colegios pasan de la tierra a la luna. Dejar hacer y dejar pasar son sus armas “técnicas” y su gran misión se concentra en presentar informes al MEP en donde son cuidadosamente archivados.
Las autoridades del MEP, además del cansancio físico-mental de ellos y de sus asesores, ven y sonríen con la luna y caminan cantando y fantaseando sin hacer nada importante o significativo. Desconocen los miles de estudiantes que usan drogas de todo tipo.
La cantidad de alumnas embarazadas por sus mismos compañeros y el de promover el sexo desbocado en los estudiantes. Se deben estructurar los Consejos de Docentes; se deben formar equipos interdisciplinarios en cada escuela y colegio para atender debidamente los problemas de los estudiantes. Ya es urgente programar cursos de verano o de refrescamiento para los docentes. Se deben crear estrategias de logro efectivas para eliminar los aplazamientos.
Los resultados del bachillerato de los últimos cinco años deben ser objeto de investigación y realizar propuestas para su eliminación o cambios que beneficien a las comunidades y al país. Conviene reconocer que el Ministro de Educación anterior estuvo con cansancio durante los últimos siete años de su función y los logros fueron muy pocos y los costos económicos fueron altísimos. Hace falta una nueva reforma educativa que “ataque” todos los males que afectan a nuestros niños y jóvenes.
Que sean objeto de estudios serios del funcionamiento del bachillerato; análisis de los 200 días lectivos como una completa falacia, irrespeto y estafa. Robustecer los valores del ser humano. Mayor asesoramiento a los directores regionales, a los supervisores escolares, a los asesores de los directores de escuelas y colegios y a todos los docentes.
Deben ser objeto de especial revisión las llamadas Guías de Educación Sexual y las estrategias erradas de divulgación. Revisión de las causas de los altos niveles de violencia entre docentes, estudiantes y viceversa. Algo urgente se debe hacer, y de no hacer nada nuestra educación estaría únicamente dando pasitos.
Las políticas a seguir técnica y científicamente para lograr vitales objetivos en educación, están rezagadas o escondidas, las esperanzas de cambios, están extraviadas u olvidadas. La incapacidad y la deficiencia ocupan un lugar de privilegio en el MEP y pasan sonriendo y las ocurrencias también.