La falacia liberacionista

En la década de los cincuentas, el PLN sufrió un fuerte golpe en las elecciones nacionales, a raíz de una situación que ningún simpatizante

En la década de los cincuentas, el PLN sufrió un fuerte golpe en las elecciones nacionales, a raíz de una situación que ningún simpatizante esperaba: la inscripción del Partido Independiente por uno de los fundadores del PLN, don Jorge Rossi (q.d.D.g).

Las razones fueron varias, unas contribuyeron más que las otras, pero en general, don Jorge ya no veía en su partido a un grupo político que resguardara las conquistas que la humanidad, y los ciudadanos costarricenses mismos, a lo largo de su historia, había hecho en el campo de la justicia, la libertad, la democracia, la dignidad humana, del espíritu mismo.

Don Jorge entendía que la verdad política es siempre una verdad relativa, y que el socialdemócrata es un luchador que construye una vida en sociedad con la verdad de su propio tiempo. Es por eso que antes de vender su discurso y su forma de pensar por otra, prefiere abandonar el partido y ser candidato por el Partido Independiente, lo que ocasionó una inevitable derrota para Liberación Nacional. Don Jorge le llamó a ese episodio de su vida, “La traición de los leales”.

Hoy, pienso que es evidente que el Partido Liberación Nacional está pasando por una crisis en la que sus tres valores fundamentales, la justicia, la libertad y la solidaridad, se ven no sólo entredichos, sino que violentados por sus mismos miembros.

Como el pensador Enrique Obregón, enseña, “la libertad no es el derecho del presente sino el derecho del futuro. No es el grado de liberación que tenemos, sino el grado de liberación que debemos tener”. No puedo decir que el partido siga desplegando la democracia en la plenitud de su esencia, la cual es la misión central de los socialdemócratas.

Los ejemplos son vastos y conocidos por todos. Alcaldes y diputados acusados de actos tipificados y penalizados, repartición de puestos tanto en el Poder Ejecutivo como en el Legislativo, alianzas partidarias que no sólo abusan del control político del Congreso, sino que atentan contra la dignidad misma de las personas y de sus derechos, adelantamiento de la convención por una clara ambición de poder, ambición que incluso consume al directorio mismo del partido, una juventud desordenada y mal enfocada, sin guía y oportunista en algunos de sus casos.

La realidad del partido se puede definir con una frase de W. Hamilton: “Parece ser destino de todo lo humano tener que hacer frente a hechos nuevos con ideas anticuadas”. Liberación ha abandonado sus principios y ha optado por trabajar sobre espíritus de antiguos líderes partidarios que ya vivieron su época, en lugar de avanzar en la ciencia del socialismo democrático.

El PLN hace creer que la Nación es una especie de organismo, el cual tiene -así se supone- un fin o tipo de fines común a todos sus miembros, y entiende que, por ello mismo, es legítimo imponer ese fin a todos y a cada uno de los nacionales, por el Bien del Todo, que a la vez significa “el Bien de cada ciudadano”. Se trata, pues, de una típica manifestación de la Falacia del Todo de Savater.

No hay santo en qué persignarse. Aún quedan algunos miembros de la juventud que sí trabajan por una verdadera socialdemocracia, pero no son escuchados o no tienen la fuerza para hacerse oír. Aún quedan algunos militantes que abogan por un progreso socialista, pero no se les da un verdadero espacio de representación o no tienen los medios para alcanzarlos. “Eso no es democracia, eso es demagogia”, enfatizó Alberto Cañas en una entrevista que se le hizo para las convenciones pasadas. Liberación se convirtió en un partido para algunos, que ha olvidado el gobierno de las bases y se enfoca solamente en el poder legal.

¿Surgirán nuevas fuerzas políticas pensantes y socialistas, que aprovechen esta terrible coyuntura para consolidarse como una oposición sólida y unida? Espero que así sea, es lo que le hace falta a este país. Después de todo, ¿con qué argumentos va uno a defender a este partido? Yo ya no los tengo, me cansé de gastar pólvora en zopilotes. Acabamos de conmemorar el vigésimo segundo aniversario del fallecimiento de Pepe Figueres. Considero importante recordar una de sus más celebres frases: “Quien no vive como piensa, termina pensando como vive”.

Al final de este camino, aprendí que como medio que es el socialismo democrático, el partido no es fin, sino también medio, y es un medio que decido abandonar.

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