La ‘fetichización’ de la política: La distorsión electoral

Dado los infortunios que atraviesa (ha atravesado y, seguramente, seguirá enfrentando la actual administración), la percepción que el ‘tiempo efectivo’ de gobierno tiende a

Dado los infortunios que atraviesa (ha atravesado y, seguramente, seguirá enfrentando la actual administración), la percepción que el ‘tiempo efectivo’ de gobierno tiende a durar dos años o menos (siendo difícil ubicar lo ‘neto’ de la gestión: bien podría ser que cortos períodos de lucidez componen la efectividad y eficacia del gobierno de turno) y el malestar que parece imperar en la opinión pública cada vez que el gobierno ‘pifia’, ¿por qué, entonces, se sigue acudiendo a las urnas, cada cuatro años, para legitimar a quienes ya han demostrado no tener capacidad para gobernar?

Aunque la respuesta a dicha pregunta es—y debe ser—multifactorial, se elabora a continuación una breve hipótesis que parte de una transición de un modelo de comportamiento electoral psico–sociológico (de identificación partidista e ideológica, desarrollado en 1964 por el sociólogo Angus Campbell, también llamado “Modelo Michigan”) a un modelo de ‘elección racional’ (inspirado en premisas de la economía neoclásica y, en especial, en los modelos formales derivados de la teoría de utilidad y la teoría de juegos). Dicha conversión está, paralelamente, tanto acompañada como provocada por un amalgamiento entre políticos y empresarios. Dicho de otro modo, la línea que divide la clase política de la empresarial se ha vuelto, desde hace varias décadas, muy difusa (en su artículo “Partidos políticos, redes corporativas y formación de gabinetes en Costa Rica: 1986–2010”, Randall Blanco Lizano hace una elocuente demostración de ello).

La deformación clave del proceso electoral. Las elecciones, en teoría, tienen tres finalidades: (1) producir representación (de opiniones e intereses ya sea de individuos o grupos organizados); (2) elegir un gobierno (lo que significa la concentración de poder en unos cuantos y en un equipo de mandato. Además, las elecciones pueden ser usadas para la remoción de funcionarios—p.ej., el caso del alcalde de Pérez Zeledón—y someter cuestiones políticas a consulta o decisión ciudadana −p.ej., el referéndum en torno al CAFTA−); y (3) producir legitimidad (que depende del consenso y conlleva que la obediencia se traduzca en adhesión. Sin el consentimiento de la mayoría de la ciudadanía, ningún gobierno, que se considere democrático, es legítimo).

La distorsión más sensible que los gobernantes hacen del proceso electoral giran en torno a la legitimidad. Se asume que ser popularmente elegido es, de facto, sinónimo de la toma de decisiones unilaterales y sin mayores miramientos; es decir, concentración, ostentación y aplicación de poder político y social . Esta presunción se da por el aparente ‘olvido’ de otros −y muy importantes− principios de legitimidad. Michael Haus y Hubert Heinelt (How to achieve gobernability at the local level?, 2005, p.15 sigtes.) explican que una vez en el poder, la legitimidad conferida debe ser mantenida con transparencia en las gestiones y decisiones, lo que redundará en responsabilidad en el arte de gobernar. Cuando las instituciones se ‘opacan’ es señal de pérdida de transparencia e irresponsabilidad en el gobierno (el caso de la CCSS es un ejemplo de ello). La otra faceta de la legitimidad responde al nivel de efectividad para resolver los problemas centrales y urgentes (que no siempre son los mismos). Cuando surgen las políticas del fracaso, hay inevitablemente disminución de legitimidad (considérese lo acontecido con la Ruta 1856 y la carretera San José–San Ramón como ilustración).

Ante este escenario, los políticos y empresarios han focalizado sus esfuerzos en convencer al electorado que la única legitimidad necesaria para gobernar es la que se concede con el resultado de las elecciones. Para ello, han convertido el proceso electoral y, por ende, la política en un gran fetiche donde los miembros de la sociedad costarricense, electoralmente activos, dejan de ser vistos como ciudadanos íntegros y críticos, para pasar a ser simples consumidores.

[delipress_optin id="134623"]

Otros Artículos

Miren las injusticias que se cometen a diario y el sufrimiento de la gente más humilde que siempre es la más pisoteada y la

En las últimas semanas hemos visto campañas del Hospital Nacional de Niños para recaudar una suma de $1.000.000 con el fin de comprar un

Apuntábamos en el artículo anterior, que definitivamente el papel del Magisterio Nacional había sido medular en la consecución de una Ley de Pensiones que

  “La CCSS, evidentemente, va a hacer todo lo posible por sacar ventaja de esta negociación (para no reconocer el déficit de ¢ 5.174

Dos enfrentamientos en la temporada regular, una victoria para Pumas y un empate, y dos juegos extra para definir al campeón del Clausura, dos

Más de 25 proyectos empresariales serán expuesto en la feria Expoiinova, en la sede del Pacífica de la UCR.Más de 25 proyectos empresariales se

Danza Universitaria celebra sus 35 años con una coreografía de Rogelio López, que se presentó originalmente en 1987. (Foto: Esteban Chinchilla)Danza Universitaria de la Universidad

El campus universitario fue tomado por los peatones.  Muchos dejaron el carro guardado en su casa. Foto Katya Alvarado.Jugar suiza o hacer “hula hula”
Semanario Universidad