La historia como campo unificado

a descorrer.De acuerdo a la exposición presen-te y acorde con otros tiempos, el tiem-po es otro, el espacio se convierte en un círculo cuyo

El tiempo y el espacio, como construcción prác-
tica de un estado continuo, es una búsqueda de

certezas en medio del acertijo que significa la

Creación Universal, el Todo. Y puesto que las evidencias

de la investigación humana nos muestran que todo está

conectado a todo, la ilusión de un encuentro con la tota-
lidad es posible, pero no en esta condición de presencia

y circunstancia física, sino en otra de rango vibratorio

más fino, las partículas de la sustancia primera de in-
teligencia y vida, donde tendríamos que resolver si lo

que entendemos por vida fue primero inteligencia que

creó la vida, o si la paradoja de la evolución posterior

y siempre a futuro, es otra.

De hecho, vivimos múltiples historias a la vez, como

si la gran historia de vida fuera una línea inconclusa, y

cada historia elemental trazara una sucesión de puntos

que la delimitan y prolongan.

De tal manera se posibilita la complejidad del estudio

de la historia, que las herramientas de la historiogra-
fía contemporánea del año 2.000 d.C. requieren una

renovación a profundidad para incorporarse al ojo del

investigador en ciernes dentro de este marco de refe-
rencia exploratorio, donde la historia como la hemos

conocido, desaparece y reaparece con velos distintos

a descorrer.

De acuerdo a la exposición presen-
te y acorde con otros tiempos, el tiem-
po es otro, el espacio se convierte en

un círculo cuyo diámetro se amplía

o recoge según el bisturí de la mente

indagadora, pero su radio de acción

es limitado; la capacidad humana ne-
cesariamente tiene que romper con el

lazo tradicional que la vincula con el

cuerpo humano convencionalmente

físico antropológico, para enriquecer

y trasladar su concepto hacia una

física del pensamiento.

Puestos en otra esfera de acción,

la historia del pasado no tendría sen-
tido, sino la historia en sí misma que

se revela; la ciencia y el arte de des-
cribirla, de escribirla en la contra-
dicción y armonía de sus contextos,

de llegarle al documento escrito en

otros códigos, cambia los métodos de

lo que se ha conocido como ciencias

sociales y con ello, de los motivos

que dan pie a los hechos humanos.

Ese análisis de la historia escrita

ahora sería objeto de investigación

unificada, pues lo que es pasado es

presente y futuro a la vez, todo uni-
do al todo en una línea de tiempo

circular.

La historia conocida se habría cir-
cunscrito al estudio del relato de do-
cumentos escritos de distintos signos

bajo una perspectiva de interpretar y

fijar ciertos eventos con criterios de

objetividad pero siempre subjetivos,

constituyéndose así en una evidencia

aparente, pues quedaría sin traer

a la luz de los acontecimientos la

parte más interior de la conducta

que define una época a través del

carácter que la hace distintiva como

naturaleza esencial de una cosa, ac-
ción y manifestación por signos de

procedencia y presencia mudable.

El espacio en el campo unificado

de la historia tendría que verse como

un medio homogéneo en la diver-
sidad, pues es donde situamos los

cuerpos y seres en movimiento como

una especie de metáfora rústica en la

magia de una olla con sopa de letras.

Atrás habría quedado la refe-
rencia de la sociedad como socie-
dad de las ciencias sociales, pues

se habría dado paso a la historia

como campo unificado de la física

del pensamiento y su materialidad,

hechos que se debaten a mayor pro-
fundidad en la sociedad de la vida y

la inteligencia de la Creación, cuya

primera explosión de manifiestos

morfológicos está impregnada de

otras expresiones cuya presencia,

influencia y agentes de atomización

y cambio todavía no perciben los

seres humanos para mirar con el

ojo elemental su propio destino, no

asentado permanentemente en un

planeta pasajero, sino en el polvo y

gas interestelar que ha producido la

parte física material con una nebu-
losa de signos a descubrir.

La naturaleza de semejante ima-
ginario está frente a nosotros, como

la locura que come los frutos del ár-
bol del conocimiento insatisfecho, en

un abrir y cerrar de ojos que capturó

la razón de ser de cada ser vivo den-
tro del libro que se acredita como el

de la historia humana, temporalidad

y limitación dentro de la historia de

la unificación del tiempo y el espacio.

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