La IPPF es una organización internacional que se presenta como una “obra de caridad”, pero cuyo fin último es ganar dinero matando a inocentes.
En su más reciente reporte anual, la IPPF se ufana de haber practicado 652 mil abortos en el 2007 (TinyUrl.com/yl5k26t). Cabe observar que esta cifra no incluye abortos químicos causados por los fármacos que la IPPF distribuye por medio de sus afiliadas.
Dicha organización también se nos presenta como observatorio de opinión, como “defensora de la mujer”, como ONG a favor de los “derechos humanos”, como promotora de mercados y – en su aspecto más crudo – como negocio cuyo producto bandera es la muerte. Examinaremos en detalle cada una de estas facetas.
El origen de la IPPF (International Planned Parenthood Federation) se remonta a 1952, aunque en los EE.UU. ha existido desde 1916. En 1977, la IPPF fue incorporada legalmente en Gran Bretaña. Opera en 176 países a través de 152 filiales nacionales. En Costa Rica, su filial es la Asociación Demográfica Costarricense.
La IPPF está registrada como obra de caridad en Gran Bretaña ante la Comisión de Obras de Caridad para el Beneficio Público. Al igual que muchas entidades religiosas, la IPPF es considerada de “beneficio público” por el gobierno británico. Según la IPPF, su propia actividad es caritativa pues “promueve la salud o salva vidas”, según consta en su reporte anual.
Presentándose como “obra de caridad”, la IPPF busca ganar y mantener el apoyo de un amplio y poderoso círculo. Entre sus aliados se encuentran algunos gobiernos, a saber: los países escandinavos, el Reino Unido, Holanda, Alemania, Canadá y Japón, los cuales en su conjunto donaron $84 millones a la IPPF en el 2008. También recibe el apoyo de diversas fundaciones, entre las cuales se destaca la fundación iniciada por Bill Gates y su esposa Melinda, la fundación iniciada por William Hewlett (fundador de HP) y su esposa Flora, y Population Action International. En su conjunto, dichas fundaciones le aportaron $7,5 millones a la IPPF en el 2008.
Como obstáculos para sus aspiraciones se encuentran las auténticas obras de caridad, frente a las cuales la falsa caridad de la IPPF no resiste comparación. La IPPF también encuentra un formidable obstáculo en el papa Benedicto XVI, quien en su reciente encíclica Caritas in Veritate explica que la caridad debe estar anclada en la verdad, y por tanto la auténtica caridad es incompatible con el asesinato de inocentes.
A través de sus afiliados, la IPPF observa el clima de la opinión pública en cada país en lo referente a la esfera sexual humana. Su objetivo es promover una visión de la sexualidad según la cual lo importante es la libertad para seguir los propios impulsos buscando evitar las consecuencias biológicas del acto sexual – sea por medio de la anticoncepción o del aborto. Según consta en los requisitos de membresía para ser afiliado, la IPPF exige que cada afiliado influya en la opinión pública de cada país participando en los medios de comunicación (TinyUrl.com/yavhyg8). De acuerdo con su reporte anual, el 81% de los afiliados obedientemente siguieron esta directriz en el 2008.
Para promover su agenda de libertad sexual absoluta ante los medios, los afiliados obtienen la ayuda de especialistas en relaciones públicas y el apoyo de algunos medios de comunicación. Cualquier organización que promueva la virtud de la templanza en la esfera sexual, y el uso responsable del don de la sexualidad sólo dentro del matrimonio, se torna en obstáculo para la IPPF. En Latinoamérica, su obstáculo principal es la moral católica, la cual intenta desacreditar ante la opinión pública.
Tomemos como ejemplo la filial de la IPPF en Colombia, PROFAMILIA. Ricardo Santamaría escribe a su respecto que “con valentía y sentido humano ha enfrentado a la Iglesia Católica, principal responsable de que buena parte de los colombianos sigan inmersos en el miedo y la ignorancia” (TinyUrl.com/yz4e4fs). Edgar Gonzáles Ruiz reporta que la Iglesia Católica, “en sí misma no representa un obstáculo insuperable para la planificación familiar, a menos que la Iglesia y el Estado se unan en esa oposición, que ha sido el caso en Guatemala durante las últimas tres décadas” y luego procede a exaltar la labor de APROFAM, la filial de la IPPF en Guatemala (TinyUrl.com/ytrpvh).
Los ataques contra la Iglesia Católica también penetran en el terreno legal. Maricela Durá, subdirectora de MEXFAM, la filial de IPPF en México, se pronunció en la prensa pidiendo “que cesen los ataques y difamaciones de la Iglesia contra las organizaciones civiles que trabajan en el campo de la salud sexual y reproductiva”. Durá explicó que en un boletín de la Iglesia Católica acusaron a MEXFAM de ser promotora de la industria de la muerte en México, por lo cual dicha organización respondió interponiendo cuatro demandas legales.
En el próximo artículo investigaremos las demás facetas de esta organización.