La Isla de la dignidad

Porción de tierra rodeada de agua por todas partes” (RAE). Isla rodeada, acosada, bloqueada económica y culturalmente, vilipendiada, discriminada

Isla: “Porción de tierra rodeada de agua por todas partes” (RAE). Isla rodeada, acosada, bloqueada económica y culturalmente, vilipendiada, discriminada y agredida por el imperio más poderoso de hoy y por muchos de sus lacayos –incluidos los criollos- durante más de medio siglo: Cuba.

Algunas casualidades dignas de reflexión en la historia del mundo occidental:

  1. Fue en una tierra muy insular donde nació, allá por el siglo V a.n.c., el más célebre pensador socialista -utopista del idealismo filosófico antiguo- , Platón.

Tanto fue su alcance intelectual, su sabiduría; que nos legó la primera propuesta política («La República») cuyo objetivo teleológico pretendía la estructuración de un Estado de carácter socialista aristocrático, donde la comunidad de bienes trascendía lo material (por lo menos para los filósofos y los guerreros) e incluía lo meramente humano: la razón, la educación y la cultura; el gobierno, la comunidad de mujeres y niños de los estratos sociales libres y los esclavos, garantes de la producción. Por sus ideas, cuentan que en más de una ocasión el maestro fue confinado y vendido como esclavo en islas gobernadas por tiranos, de donde sus discípulos le rescataban comprando su libertad. Aunque fue precisamente en una isla, en Siracusa, donde el filósofo intentó sin éxito implementar su sistema político.

  1. También insular resultó ser el fundador del socialismo utópico en la época del Renacimiento cuya doctrina, a diferencia del socialismo platónico, pregonaba la abolición de la propiedad privada para toda la sociedad. En su obra «Sobre la mejor condición del Estado y sobre la nueva isla Utopía» (1516), el filósofo inglés Tomás Moro desnuda los males que aquejaban al pueblo inglés y los asocia con el desarrollo productivo basado en la propiedad privada de los medios de producción. En su «Utopía» Moro soñaba con una isla lejana, quizá ubicada allá por las Indias Occidentales, donde no existía la propiedad privada, el trabajo era deber de todos, la familia era la base de la producción artesanal y de la cultura, las relaciones sociedad-naturaleza eran armoniosas, la educación era pilar del desarrollo social y el Estado era el organizador de la producción material e intelectual y de su justa distribución.
  2. El peninsular Tommaso Campanella, filósofo renacentista italiano, dejó su impronta teórica sobre el comunismo utópico en la obra «La ciudad del Sol», en la cual el trabajo es deber y necesidad para todos, no existe la propiedad privada, se promueve el desarrollo técnico y el Estado reviste cierto carácter teocrático.
  3. Con sabiduría gobernó Sancho la ínsula que don Quijote le prometió a cambio del sacrificio como escudero durante su periplo.
  4. Saint-Simón, filósofo utopista francés (ss. XVIII-XIX), participó en la guerra de independencia de EEUU y fue emisario de Washington en el encuentro que tuvo en la Habana con el venezolano Francisco de Miranda, quien le entregó la ayuda económica que la isla de Cuba facilitó al prócer independentista para que terminara de desalojar a los ingleses de las Trece Colonias.
  5. El cuerpo de Carlos Marx reposa en la capital de las islas británicas.
  6. El haber prolongado la «guerra fría» contra Cuba por 20 años, más allá del fin de esa guerra con el socialismo real, fue convirtiendo a Estados Unidos en una isla geopolítica continental que el Presidente Obama ha decidido revertir.

Cuba no será la Utopía de Moro, pero siguiendo a Platón suele hacerse gobernar por filósofos como Martí, el Che y Fidel. Cual don Quijote, y con la Patria Grande de escudero, Cuba cabalga por los senderos del humanismo, convirtiendo la utopía socialista en realidad a ser ponderada por las futuras generaciones.

La historia exige del actual y futuros gobiernos estadunidenses la capacidad de nutrirse de las enseñanzas de la Revolución Cubana y no sólo reconocer su derrota política, sino entender que los pecados contra los pueblos no se borran simplemente con pedir perdón; que con humildad y alteza, y con arreglo a la dignidad ofendida -que en Cuba es mucha-, se deben valorar los daños morales y materiales y resarcir con justeza y amor.

[delipress_optin id="134623"]

0 comments

Semanario Universidad