narrativas, o descubrir cómo el camaleón se tiñe y retiñe a velocidad de rayo, escogemos algunos hechos del hemisferio americano: la reelección de Obama, el triunfo de Maduro,
la reelección de Dilma, la permanencia del Frente Amplio en Uruguay, la reelección de Santos en Colombia, el triunfo de Varela en Panamá, ¡ah! Luis Guillermo en Costa Rica, y
ni qué decir del sempiterno Evo. Agregué a Obama porque es negro.
En estos juegos democrático electoreros, no hace falta repetir los mensajes interesados de cierta prensa que se arroga el derecho de re direccionar el destino: no habrá
prosperidad si gana esta o este, se destruirán las esperanzas y agotarán los sueños, los inversores huirán en otras direcciones. Las predicciones de estos magos dan siempre como
ganadores a los perdedores, o empates técnicos (según las encuestas) que resultan falsos en la noche. Predicciones y amenazas solapadas que seguirán sin remedio, y el
champagne sin descorchar.
Con la angustia de que los mercados se evaporan, y las bolsas de valores se derriten, se pulverizan. A la vuelta de la esquina el apocalipsis hará muecas y no habrá ya quien dome
este planeta, el verbo mediático interesado sigue sin convencer a los electores que han devorado por años todas las recetas del hambre, y gracias a estos partidos emergentes
triunfantes (estigmatizados hasta la esquizofrenia) han perdido algo de ella. Estrategias que distan siglos del espejismo del ingreso per cápita, que decapita multitudes a cambio
de una ecuación fantasma, que nos iguala en la retórica.
Haga un análisis de los medios que pretenden moldear lo que ya no es la América Latina de la Alianza para el Progreso, o de la guerra fría que algo de calor le insuflaba (por
estrategia), y tendrá ante sí los mejores ejemplos de manipulación, un tanto rezagada. Por eso es bueno, para quien gusta informarse, leer, oír y ver de todo.