¿Cuánto tiempo de su vida dedica usted a la persona más importante? Me imagino que muy poco o nada, y ¿sabe siquiera quién es esa persona? Unos dirán que papá o mamá, otros que el compañero o compañera y otros, que los hijos y sigue la lista y no pegan una.
Claro que no pegan, porque tienen a esa persona tan cerca y están tan acostumbrados a ella que ya no la sienten. Ella se revela a veces, reclama y son tantas sus necesidades que se enferma por su falta de atención. Esa persona es USTED.
Dígame, ¿cuánto tiempo se dedica a usted mismo? Claro está, que se preocupa por su aseo personal, va al gimnasio, se compra ropa, se reúne con los amigos; pero nada que ver con la persona en sí.
¿Cuánto tiempo se sienta en un sillón de su casa a escuchar la música de su preferencia, a pensar que ha hecho de su vida? Se ha preguntado si estuvo bien renunciar a aquello que le habría gustado conservar, o ¿qué le gustaría a usted hacer este fin de semana? A lo mejor prefiera quedarse quieto, tal vez en pijama y chancletas. A lo mejor desea sentir el frío o el calor; o simplemente, meditar sobre los fracasos o los avances en su vida, pero somos tan tacaños con esa persona, que la obligamos a hacer lo que se presente en cada instante de la vida, así sean nuestros deseos o de los demás.
Quiérase un poco más, dedique más tipo a usted, a lo que más le guste, ya sea pintar, leer, cocinar, escribir, pero algo que le de placer y calma y sobre todo que no tenga que “jalarse el pelo” así que lo hizo. Todo eso, solo se consigue con esa persona que siempre está incondicionalmente a su lado, con USTED.