La quimera del hidrógeno

Las declaraciones del presidente Solís (La Nación actualizada 10/10/15) indican entusiasmo por aventurar al país en la generación de hidrógeno para mover autos

Las declaraciones del presidente Solís (La Nación actualizada 10/10/15) indican entusiasmo por aventurar al país en la generación de hidrógeno para mover autos. Esto es preocupante. Aunque el hidrógeno es un excelente “combustible” para impulsar cohetes, no tiene factibilidad económica para ser usado en automóviles. En un artículo reciente (La Nación 7/6/15), detallé razones por las que el hidrógeno no es una alternativa energética viable para disminuir la dependencia de hidrocarburos. Señalé que la energía hidroeléctrica, geotérmica, eólica y solar son las opciones del presente y del futuro para Costa Rica.

Desde mi perspectiva, el hidrógeno es un “cuello de botella” energético y una ilusión económica; opinión compartida por varios científicos, incluyendo al premio Nobel en Física, Steven Chu, quien fuera el secretario de energía del presidente Barack Obama. Una posición similar fue expresada por el físico nuclear Ernest Moniz, actual secretario de energía de los Estados Unidos, el que también ha articulado dudas rrespecto al uso del hidrógeno como recurso para mover autos: “no podemos darnos el lujo de tener un enfoque que nos impida planteamientos serios relacionados con la seguridad y el medio ambiente”.

Sin embargo, nadie ha sido más claro que el físico y empresario Elon Musk, fundador de la compañía PayPal, diseñador del transbordador espacial F9/Dragon, creador de la red SolarCity que suministra electricidad renovable y el fabricante del auto eléctrico Teslay. Al respecto, Musk señaló:

«El hidrógeno es una manera de almacenar energía, no una fuente de energía. Así, que hay que conseguirlo de alguna parte. Si se obtiene del agua, entonces se divide el agua por electrolisis; proceso que desde el punto de vista energético es extremadamente ineficiente […]. Por ejemplo, si alguien utiliza la energía generada a partir de un panel solar y la usa para cargar una batería [de carro] directamente, es una operación más eficiente que procurar separar el agua, aislar el hidrógeno, descartar el oxígeno, comprimir el hidrógeno a una altísima presión (o licuarlo) y luego ponerlo en un auto para arrancar una pila de combustible. ¡Es terrible! Es un proceso casi la mitad de eficiente ¿Por qué hacer eso? No tiene sentido.»

Efectivamente, se ha calculado que para mover un auto mediante hidrógeno producido por electrolisis ‒ tecnología descubierta hace 215 años ‒ se gastaría 2,3 veces más energía que la requerida. Es decir, es como cargar 10 litros de gasolina en un tanque con hueco, y en lugar de que el auto recorra los esperados 240 km, transite solamente 104 Km. Es gato por liebre.

Un auto movido con hidrógeno es tan caro que solo los ricos pueden costearlo. Por ejemplo, el modelo Mirai de Toyota, que usa hidrógeno subvencionado y producido a partir de gas natural (y por tanto, contaminante…), cuesta unos 58 mil dólares. Según las indagaciones John Voelcker, editor de High Gear Media y otros periodistas, se estima que por cada Mirai vendido ‒el que solo se obtiene por pedido‒ la compañía pierde entre 50 mil a 100 mil euros, algo que en el tiempo es insostenible. Esto, sin tomar en cuenta las enormes dificultades que tiene el hidrógeno para almacenarlo y transportarlo, acciones que hacen sumamente difícil y poco viable la instauración de una y red de “hidrogeneras” (equivalente a gasolineras). Lo anterior ha sido señalado reiteradamente en diferentes foros (ej. Vacuum 10:1084), y pone en evidencia que el uso del hidrógeno para mover autos es una empresa “cuesta arriba” desde todo punto de vista.

Por último, hay que ser cauto cuando se sacan conclusiones mediante ejemplos enfocados solamente en aquellas tecnologías que han tenido éxito, sin tomar en cuenta todos los intentos fallidos, los que son la gran mayoría. A este error común de causalidad se le conoce como el “sesgo de los supervivientes”. Aquellos que se dejan convencer mediante argumentos con énfasis en este sesgo, son presa fácil y tienden al fracaso. Esto aplica tanto para personas como para países.

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