“…Pero la conquista de pequeñas mejoras de vida no termina con la esclavitud del pueblo”. Carlos Luis Fallas.
La Seguridad Social es uno de los temas que ha originado preocupación entre los trabajadores, organizaciones sociales y partidos políticos. En efecto, quiénes no han sentido temor ante la desocupación, la falta de vivienda, la imposibilidad de estudiar, la discriminación racial y de la mujer en muy diversos tópicos, el abandono de los niños etc. Obviamente, la consideración de dichos aspectos pasan por la reflexión de los trabajadores respecto de la responsabilidad que asumen (ya no se trata de permanecer como simples espectadores o con la pose de algunos intelectuales que no actúan consecuentemente con lo que entienden) el intento de edificar una sociedad que no discrimine. Esta tarea nunca ha sido fácil, pues, implica vencer obstáculos como: la desarticulación y extirpación de las concepciones vitalizadas por el sistema dominante (ideología, Estado burgués + instituciones +capitalismo).
La historia muestra que los trabajadores más conscientes han construido sus propias organizaciones depositarias de su confianza, han impulsado procesos revolucionarios, a veces reformistas con los que tratan de cimentar el goce de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Dentro de esa dinámica se reflexiona que el Sistema después de haber explotado a los trabajadores, los deja desamparados a su suerte, esta es una de las cuestiones que posiblemente estruja más: ¿cómo se van a terminar los días cuando alcanza la vejez? De ahí la importancia de los regímenes de pensiones que se inscriben en el discurso político actual cuyo eje central es el futuro de las pensiones dada la presión que ejercen los grupos neoliberales en su afán de privatizar tanto la salud pública como los regímenes de pensiones. Aparecen entonces los enterradores que crean huecos negros o agujeros en todas partes pronosticando la desaparición de las pensiones públicas, ellos los enterradores se esfuerzan en presentar los sistemas de pensiones como una función exponencial de todos los males del Presupuesto Nacional. Por estas razones hacen uso de todos los recursos en especial de la prensa oficial y de la televisión. Y uno de los regímenes de pensiones más atacados es el del Magisterio Nacional, esto no es cosa nueva, pues al crearse la Ley de Seguros Sociales se obligó a los educadores del Magisterio a afiliarse en dicha Institución a partir de 1941, con la promesa de que al organizarse el Régimen de Pensiones de la Caja (IVM) las cuotas serían inferiores. Además de que los educadores que se mantuvieran en el Régimen de Jubilaciones y Pensiones fueron excluidos del seguro por enfermedad y maternidad. No obstante los maestros que ya habían cotizado para el Régimen de Jubilaciones y Pensiones del Ministerio se mantuvieron firmes bajo la ley del Código de Educación que establece en su artículo 166, capítulo XIII:“Los funcionarios y ex-funcionarios de educación primaria o secundaria, los empleados administrativos de los Colegios Oficiales de Segunda Enseñanza, y los porteros de Escuelas y Colegios Oficiales, que se encuentren en las condiciones previstas en este Código, y sus familiares, tendrán derecho a ser jubilados o pensionados, con arreglo a las disposiciones contenidas en el mismo, siempre que hubieren comenzado sus servicios con anterioridad a la vigencia de la Ley de Seguros Sociales”.
Los maestros y maestras mantuvieron con firmeza la defensa de su régimen y lucharon en su organización: la Asociación Nacional de Educadores en jornadas reivindicativas, a lo cual se sumó en materia de derecho social el Capítulo de los Derechos y Garantías Sociales de la Constitución Política, que favoreció la consolidación de la ley No 2248. (Continuará)