La unidad de quimioterapia del hospital San Juan de Dios

Escribo estas líneas con la anuencia y el visto bueno de mi papá, quien cumple 74 años en este mes de mayo. Él tuvo

Escribo estas líneas con la anuencia y el visto bueno de mi papá, quien cumple 74 años en este mes de mayo. Él tuvo una exitosa vida profesional, y ha sido siempre un padre protector y leal. Cotizó para nuestro sistema de seguridad social, a lo largo de más de 40 años de vida laboral, y desde hace 10 años libra una lucha personal contra el cáncer. Por esta razón, desde el 6 de febrero del 2007, ha sido un usuario de los servicios que brinda la “Unidad de Quimioterapia” del Hospital San Juan de Dios.

Lo he acompañado a cada una de sus citas en esa Unidad, y en este momento sumamos ya 51 visitas. Del 27 de agosto del 2009, al 21 de enero del 2010, recibió una primera ronda de 8 sesiones de quimioterapia, una cada 6 semanas.

A partir del 1° de marzo recién pasado, inició su segunda ronda de quimioterapia, la cual se prevé será de 6 sesiones, una cada 3 semanas. Antes, durante, y después de cada ronda de quimioterapia, él recibe una dosis específica de un medicamento que protege sus debilitados huesos. Ni mi papá como usuario, ni yo como acompañante, tenemos absolutamente NINGUNA queja respecto al eficiente y eficaz servicio que presta la Unidad de Quimioterapia del HSJD. 

Quiero mencionar a continuación, los nombres de algunas de las personas maravillosas, pacientes, entregadas, tolerantes, cálidas, y con inmensa vocación para su trabajo, que hemos conocido a lo largo de estos casi 4 años que llevamos acudiendo a esta Unidad de Quimioterapia: Dra. Ileana González Herrera, oncóloga; Licda. Sandra Miranda Chavarría, enfermera; Máster Roxana Sánchez Mora, enfermera; Srita. Karina Pérez Sojo, secretaria; Sra. Zenia Rivera Hernández, asistente de enfermería; Lic. Henry Soto González, enfermero; Licda. Noilly Monge Fallas, enfermera; Licda. Grettel Chacón Trejos, enfermera.

Durante cada visita, me impresiona el número de personas que recibe atención en esa Unidad. A grosso modo, he llegado a calcular que se atienden hasta 90 personas por día.  Y si no me equivoco, la atención es de lunes a sábado de 7 a.m. a 8 p.m. A pesar de la cantidad de trabajo, el personal de la Unidad está siempre pendiente, siempre atento a las necesidades de cada usuario, de manera incansable.

A todos ellos, y a otros, cuyos nombres he omitido por desconocimiento, mi gratitud eterna. No he mencionado todavía el fundamental trabajo que se realiza en la “Farmacia de Quimioterapia”. Los profesionales que responsable y meticulosamente laboran allí, y sus asistentes, realizan un trabajo impecable. Trabajo que es extremadamente serio, ya que en el caso de las quimioterapias, se trata de tratamientos individualizados, o sea adaptados a cada persona con cáncer. ¡Gracias a todos ellos, también!

Cuando me siento en la sala de espera de la Unidad de Hematología, mientras mi papá recibe su tratamiento en la Unidad de Quimioterapia, escucho a veces comentarios negativos hacia nuestro sistema de seguridad social. Personalmente no puedo hacer lo mismo, porque creo firmemente que la vida de mi papá se ha extendido en los últimos cuatro años, gracias al tratamiento que ha recibido en el Hospital San Juan de Dios, combinado con la atención y el cuidado que él recibe de su familia.

Como beneficiaria indirecta de los servicios de la Unidad de Quimioterapia del HSJD, creo necesario que cada usuario de sus servicios y sus familias, conozcan el costo real, en cifras, del tratamiento total recibido allí. Esta información, estoy segura, acallaría las críticas malsanas y dañinas que se le hacen a nuestro sistema de seguridad social, específicamente en sus programas de tratamiento del cáncer. No dudo de que los expertos nacionales en prevención y tratamiento del cáncer, conozcan las áreas vulnerables de las estrategias implementadas en nuestro país con relación a esta enfermedad. En el caso específico de mi papá, y en el nivel personal, más que las estadísticas, me interesa la situación real de mi papá. Y esa situación real es muy clara: mi papá está vivo.

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