En tiempo de elecciones, parece que todo el mundo se interesa en la política. Los debates sobre el estado de la nación y sus ciudadanos, -que tendrían que ser diarios en una sociedad democrática-, desbordan los medios de comunicación y las conversaciones cotidianas.
Ahora bien, ¿quiénes participan en los debates? Los “políticos”, por supuesto, “académicos” o personalidades “mediáticas”, y alguna vez lo hacen los ciudadanos “de a pie”. Sin embargo, los imprescindibles, citando a Brecht, son quienes luchan toda la vida. Esto es lo que representa Nuestra tierra canta (2013), un disco producido gracias a una Beca Taller del Ministerio de Cultura y Juventud, la Dirección de Cultura, la Vicerrectoría de Acción Social de la Universidad de Costa Rica, y el apoyo del CITTED de la UNED de la Perla de La Fortuna de San Carlos, Radio Santa Clara 550AM y “Abriendo Surco”, programa campesino de la zona norte.Se trata de un disco producido gracias al proyecto de un estudiante de la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica, Alejandro Jiménez Morera, quien investigó y trabajó con campesinos que llevan no solo una vida luchando por sobrevivir en un país que los utiliza cuando al político(a) de turno le conviene, sino, para cantar por lo que viven y creen. El disco recoge así una voz “otra” de la política. Quien tenga la oportunidad de escucharlo encontrará en esta producción más pensamiento político y realidad nacional que en muchos de los debates, donde son “las élites” quienes tienen voz, mientras “el pueblo” mantiene el rol pasivo de “voto o no voto”, como cifras estadísticas.
El trabajo de documentar la “música regional”, es una labor etnomusicológica compleja, más aún si la realiza un estudiante de guitarra y composición, que observa desde el prisma de La Academia. Pero Alejandro Jiménez no recupera una colección de canciones pintorescas, sino la voz de personas que luchan desde el activismo campesino en la zona norte del Costa Rica, como Gabriela Barrantes, Víctor Benavides, Aurelio Peña, Paulino Matamoros, José Rafael Salas, Alberto Moreira, Eliceo Ovares, Germán Masís, Gerardo Baldi, y Marta Lorena Marín. Voces que no cantan a la mal llamada “Suiza centroamericana”, sino a un país consumido por los emporios turísticos, los centros comerciales, las élites corruptas y los “cubos blancos” de almacenaje, sea de conocimiento, cultura o productos “al por mayor” que consumen y mandan consumir. Nuestra tierra canta, sí… y se nos hace tarde para escucharla.