El sistema capitalista, ante su crisis general, que lo corroe, maniobra para cambiar su rostro, por supuesto no su esencia. Su operación consiste en pregonar «el compromiso social de la empresa privada», «su preocupación por los pobres», «su amor a la Patria», «su respeto por los líderes opositores históricos y actuales», «su determinación de continuar sus obras», con cinismo maquiavélico, casi convertirse en ellos mismos. Para citar dos ejemplos, entre muchos, veamos el reciclaje de Capriles, en Venezuela, convertido en cuasi Chávez frente al chofer Maduro; el otro ejemplo es el del Dalai Lama, instrumento mundial del capitalismo, declarándose «Marxista», pero anti-leninista. Así pues, son abominables sus maniobras, con tal de mantenerse en el poder. Los pueblos cada vez entienden mejor sus maniobras, se organizan y movilizan para derrotarlos.
Procurando no dejar ver su verdadero rostro, el capitalismo mantiene una campaña, en el nivel local y global, de tensión (Palestina, Irán, Corea, Venezuela), enervación, odio, desestabilidad y caos, con desprestigio de los movimientos populares y sus líderes, para desmoralizar, desgastar y lograr su rendición. Es una campaña psicológica que toca los corazones y las mentes, que produce confusión y enajenación, impidiendo ver la realidad real y atrapando a las personas en una realidad fabricada, virtual, falsa, construida por el capitalismo para no perder su poder.
Los USA, cabeza del sistema y sus socios, utilizan el capital-financiero-especulativo, junto con la diplomacia intervencionista y, por último, la invasión y la guerra para someter a los pueblos de la tierra: recordemos la invasión de México , en el siglo XIX, y el despojo de más de la mitad de su territorio, el cautiverio de Puerto Rico, las intervenciones en Cuba, Nicaragua, Guatemala, República Dominicana y muchos otros países; el saqueo y repartición de África, por las potencias coloniales europeas, la violación de la soberanía de China y Japón, la colonización de la India y muchos más atropellos del capitalismo. Después de tanta agresión, los pueblos están de pie, dispuestos a defender su soberanía, su independencia y su derecho a construir un mundo mejor
Ante un movimiento nacionalista, de izquierda, que lucha por la soberanía, la independencia y el derecho de modificar el sistema económico, político y social, con el fin de construir un mundo mejor para todos, sin marginación ni exclusión; entonces, el capital transnacional-financiero-especulativo, que ha establecido un gobierno global de facto y, se arroga el derecho de dictar sus políticas a los pueblos del mundo, asedia a América Latina, usando todos los medios ya descritos: cambio de rostro, guerra psicológica, el poder financiero-especulativo, la diplomacia intervencionista, los golpes de estado y la guerra. Es historia reciente, el golpe de estado fallido en Venezuela, en el 2002, luego el consumado en Honduras, el intento en Bolivia, el otro en Ecuador, el realizado en Paraguay y, ahora mismo, el propósito de desestabilizar a Venezuela, con el fin de rematarla con un golpe de estado. Pero, en nuestra América más hombres y mujeres se ponen de pie para derrotar sus maniobras.