Las próximas elecciones municipales

Aun cuando  estas  elecciones deberían ser de la mayor importancia  porque aproximan a la población a la escogencia de sus líderes locales, el consciente

Se acerca otra jornada electoral  en nuestro país: la elección de alcaldes, alcaldesas y concejales de distrito. 

Aun cuando  estas  elecciones deberían ser de la mayor importancia  porque aproximan a la población a la escogencia de sus líderes locales, el consciente desinterés   de los políticos nacionales a este evento hace  que no despierte  entusiasmo  en  nuestro pueblo , lo que  da como  resultado  un enorme  abstencionismo.

Sin embargo, esto cambiaría, sobre todo si los partidos políticos  que dicen identificarse con las luchas comunales y el protagonismo de la ciudadanía, modifican su estrategia en cuanto a estar organizándose nada más para las elecciones presidenciales y legislativas cada cuatro años.

El método del Partido Liberación Nacional ya es harto conocido. Cada cuatro años aceitan  la maquinaria electoral con el clientelismo político y es suficiente para ganar elección tras elección.

El planteamiento para esta nueva elección de la mal llamada oposición es hacer coaliciones, desgraciadamente inician, a mi criterio, con importantes errores de enfoque. En primer lugar,  se conciben para “derrotar al candidato de Liberación”,  en segundo lugar  no se  unen para construir una verdadera opción de  organización y participación cantonal  y en tercer lugar se parte de una coalición como una suma de los votos,  yo aporto mis  votos  más los votos que aporta el otro y eso dará un resultado como si fuera una simple suma.  

En el caso de Liberación Nacional ya tiene su camino hecho.  A modo de ejemplo, es sorprendente corroborar como en una urbanización pobre de San Rafael  de Montes de Oca, todavía la gente se siente en deuda con dicho partido porque les “ayudó” con la construcción de viviendas que hace 30 años se le entregaron a los padres de los hoy habitantes, además  manejan una Asociación de Desarrollo que se encarga de recordárselos cada vez que se acerca  una campana electoral. Así a lo largo y ancho de nuestro país podríamos señalar  semáforos peatonales técnicamente mal ubicados, salones comunales manejados casi de forma privada, asfaltados de calles mal hechos,  etc. pero todo prometido  e instalado cuando se acercan las elecciones.

Ante esto,  la oposición que a veces se autonombra antineoliberal, dependiendo de qué partidos la conformen,  acostumbrada  al forcejeo electoralista, hace cálculos de si le puede o no ganar a los liberacionistas y de eso dependerá, en buena medida, si se lanza o no a la aventura de las próximas elecciones locales.

Se han desentendido de la lucha comunal, de  acompañar al vecino  o a la vecina en su pelea por mejorar el servicio de buses, por  hacer del barrio un sitio más seguro  o contra el desmedido aumento de impuestos, o simplemente la  molestia  vecinal que estén sufriendo aunque sea circunstancialmente. Este apoyo motivaría a los vecinos y vecinas a organizarse para defender sus derechos o sus posibilidades de mejorar su calidad de vida.

Pero además, si se le plantea la posibilidad de discutir de tú a tú con los y las regidoras y el alcalde, el futuro presupuesto de un distrito determinado y con la posibilidad de incidir realmente en el destino de ese presupuesto, es otro elemento motivador para organizarse y participar como ciudadanos activos y a lo mejor  interesados en la política local.

Contrario a lo anterior, a la hora de plantear  una posible coalición para las elecciones municipales, lo primero que se pone sobre la mesa  es cuántos votos obtuve yo  y cuantos usted, como si se tratara de una simple suma.

Para empeorar  el asunto,  las cuotas de poder  se reparten de acuerdo a una supuesta cantidad de votos posibles y establecidos con base a elecciones totalmente diferentes. Para arreglar (o desarreglar) este entuerto, algunos se meten a hacer cálculos que realmente rayan con lo absurdo, suponiendo que  como ahora elegimos tantos regidores sacaremos la misma cantidad de votos para la elección de alcalde o alcaldesa, y entonces hacen unas elucubraciones para al final solo justificar la cuota de poder de uno u otro partido.

Me pregunto ¿dónde quedó la participación ciudadana?  Somos tan antidemocráticos, como la misma legislación electoral, que solo permiten participar si se es miembro formal de un partido político.  

Como explicarle a una vecina que quiera participar en esas coaliciones, que si ella no es del partido que sacó más votos no se le permite proponer al candidato o candidata a alcalde, ya que eso es  prerrogativa del partido que sacó más votos. Evidentemente se estaría estableciendo categorías de participantes en la coalición, unos con derecho a elegir y  otros no. ¡Ridículo!.

 Hagamos un cambio político y de mentalidad, veamos la futura elección municipal  como una meta  de crear una verdadera  opción y acercar a  a los vecinos y vecinas, que participen por medio de sus organizaciones sociales, que esa elección sea un movimiento mas comunal que electorero, que sirva para organizar a la comunidad alrededor de un programa municipal viable, con un verdadero gobierno local de iguales.

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