Dentro de estos hay algunos sujetos que sufren un índice de vulnerabilidad aún mayor, como son aquellas personas que desempeñan una actividad social que las puede convertir en víctimas de un hecho delictivo, como sucede con algunas madres que para poder cuidar a sus hijos sienten la necesidad de soportar distintos grados de agresión de su pareja. En este caso, el rol de las madres dentro del concepto cultural de familia aumenta el índice de vulnerabilidad. También son parte de este grupo aquellas madres que, por medio del diagnóstico prenatal, saben que su bebé tiene una malformación grave que le impedirá seguir con vida después del nacimiento y, sin embargo, son obligadas social y legalmente, a llevar a término la gestación, aunque esto provoque dolor y sufrimiento físico y psíquico para la embarazada, su pareja y las familias de ambos. Otro ejemplo es el de las mujeres que mediante una violación quedan embarazadas de un hijo no deseado y la sociedad se niega a despenalizar el aborto, como otra alternativa para resolver este problema concreto.
Los casos de la mujer violada embarazada y la madre de un feto inviable presentan varias características comunes. Una de ellas es que no decidieron estar en esa situación, por lo que no son responsables de las consecuencias. Otra es que el embarazo les está causando daño físico, mental, emocional y social. Además, el trastorno vivido es fortuito e imprevisible, poniendo a este grupo de mujeres en alto grado de desigualdad frente a otras madres, que no permite emitir los mismos juicios de valor para toda maternidad y obliga al Estado y al conjunto social, por principio de solidaridad, a plantear jurídicamente cualquier alternativa tecno-científica que ayude a resolver esta contingencia, que las ha colocado en una posición de grave vulnerabilidad, por lo que se debería legislar para que tengan todas las opciones para resolver su problema. Y no solo en sentido de la protección de su persona como un ser que se autodetermina, sino también para el sostén de la persona como un ser que se realiza a sí mismo.
En este asunto específico de mujeres embarazadas por violación y de madres de fetos inviables, la despenalización del aborto en estos casos concretos, no es estar a favor del aborto, es tratar de evitar el dolor y sufrimiento físico, mental y moral de las madres que padecen porque su hijo no tiene las condiciones para sobrevivir después del nacimiento; es ayudar a desvictimizar a mujeres agredidas sexualmente, que no sienten que haya una separación entre su cuerpo y el feto que llevan dentro, porque madre, feto y circunstancia, están íntimamente conectados dentro del proceso del embarazo, no son tres elementos separados. Despenalizar el aborto en estos dos casos, sería para ayudar a la mujer violada embarazada y a la madre de un feto inviable, a decidir, de manera informada y autónoma, sobre la posibilidad de llevar a término su embarazo o no hacerlo, pero despenalizado.