Libertad en el terror

La resaca moral que se cierne sobre Occidente permite que ocurran cosas que tal vez no concuerdan con los principios liberales.

La resaca moral que se cierne sobre Occidente permite que ocurran cosas que tal vez no concuerdan con los principios liberales que rigen a la mayor parte de las sociedades en él inscritas. La larga sombra de los nefastos ataques en París es un metafórico camino para la (des)gobernanza mundial. Libertades y derechos son puestos en cuestión so pena de claudicar ante el terrorismo, pero ¿cuánto están dispuestos a cuestionar los gobiernos de Occidente?

Sí, París es un símbolo; un ícono de la democracia y la libertad (cuyas contradicciones históricas y sociales se dejarán ser). El ataque a París fue, desde una perspectiva global, un ataque contra la moral y los principios de Occidente. Los terroristas perpetradores lo sabían, así como saben que sus acciones, y las reacciones que han desatado, servirán para revolver aun más las agitadas aguas de la geopolítica internacional.

El interés detrás del terror se fundamenta en distintas bases que van desde lo económico hasta lo político y militar. La reacción de Francia es parte de ese cálculo de resultados que consideraban en su baraja. Europa, Estados Unidos y el resto de G-20 reafirman la contradicción fundamental; los ataques calculados tienen reacciones calculadas. Los bombardeos son insistentes, pero no donde, militar y estratégicamente, deberían serlo.

Occidente, por su parte, se ha vaciado en repudios hacia los fundamentalismos, sociales y religiosos. Aunque este último sea una deshonesta fachada para el terror. Desde los países democráticos se oyen clamores por justicia, aunque con ello se validen injusticias en nombre de la libertad y la democracia (Bashar al-Assad negocia su permanencia en el poder con las potencias militares que buscan acabar con EI). Como era de esperarse se oyen también impertinencias xenofóbicas y, -vaya- contradictoriamente, violentas y absolutistas.

La tragedia sigue fresca; el reclutamiento de militantes del terror sigue sorprendiendo a muchos. Occidente sigue bombardeando aldeas y villas que poco o nada ya tienen que ver con los terroristas, y la inteligencia militar sigue opacada por las estrategias geopolíticas de los gobernantes mundiales. “EI” continúa operando con la venia de actores que subrepticiamente le permiten generar ganancias monetarias y distribuir su vil propaganda de odio.

El problema de Occidente, y la ganancia de EI, es la exposición. El golpe material y simbólico en París, aparte de estrategia, es mercadeo de guerra. Guerra también simbólica, pues el enemigo es el orden impuesto; el que las sociedades de Oriente medio aún reprochan. La evidencia se cuenta por miles, allá en Hungría, Grecia y Alemania.

Ante ello, ¿cómo lidiar con EI en Occidente? La información. Los datos que se transmiten infinitamente por los cables y satélites que conectan a millones de personas en el mundo. En este período sombrío, Francia se ocupa en aprobar leyes contra el terrorismo y la conspiración cibernética. Estas se enmarcan en el estado de emergencia en el que se ha declarado el país galo. Buscan, en espíritu, acceder a información, sitios o cualquier dato que se asuma pro-terrorista, desde cualquier equipo o artefacto decomisado. El orden público está en el centro de dicha legislación, por lo que la justicia, en cualquiera de sus formas, puede imponerlo (no salvan formas) cuando así lo disponga.

Esto trae a la memoria a los Estados Unidos bajo Bush (Jr.), tras los atentados de noviembre 2001. Súmase a esto las discusiones que en la actualidad se tramitan en el Parlamento Europeo sobre uso y regulaciones de Internet. Meses atrás Francia ya se había encauzado por esa vía amparando la recolección de datos de telefonía y pujando por mayor control de la Web. Estados Unidos, Inglaterra y otros como Argentina y México también han puesto en práctica, con mayor o menor alteración social, mecanismos de “vigilancia” y control.

La libertad, en Occidente, no se cuestiona. Incluso cuando los gobiernos la han cuestionado en nombre de sus ciudadanos. En esta resaca de terror, la libertad no se cuestiona.

[delipress_optin id="134623"]

0 comments

Otros Artículos

En Coaching se intenta gestionar equipos de trabajo de alto rendimiento. El alto rendimiento no tiene que ver con producir más en menos tiempo

Con el fin de reformar el Estatuto Orgánico del Instituto Tecnológico de Costa Rica (conocido empresarialmente como TEC), la Asamblea Institucional

Semanario Universidad