Culmina la huelga de la Caja, sin gloria y con pena. No podemos guardar silencio, cuando en la gran prensa se consignan «alegres» declaraciones condescendientes de la principal verduga de los trabajadores y trabajadoras de la Caja: la Dra. Ileana Balmaceda, presidenta ejecutiva; y expresiones de satisfacción por la «negociación» de parte de Luis Chavarría (UNDECA) y Geovanny Ramírez (ANEP) hablando de supuestos «logros» y que todos cedieron en la mesa de negociaciones.
Absolutamente falso: la patronal no cedió un ápice. Jamás se debe engañar a las bases trabajadoras que se sacrificaron en la huelga y van a sufrir el efecto de las rebajas salariales y la revancha de la patronal en los centros de trabajo. Jamás se debe burlar al pueblo asegurado, que debería ser el verdadero dueño de la seguridad social.
La verdad debe decirse por amarga que sea. Las dirigencias de los sindicatos médicos, secundada por la cúpula de UNDECA, insistieron desde el inicio en colocar el tema de la inclusión en el salario del monto de las incapacidades como el objetivo central de la Huelga. A lo interno del bloque sindical de la CCSS, el SISSS y la CGT se opusieron con energía a esa orientación completamente equivocada, mezquina, estrecha. Pero una vez precipitada la huelga, nos sumamos disciplinadamente, para no dividir y hacer frente común con las bases luchadores-as de la Caja, intentando reorientar los ejes de lucha. UNDECA y SIPROCIMECA agitaron con el tema de las incapacidades y embarcaron a las y los trabajadores en los centros hospitalarios. Así le entregaron en bandeja de plata el pretexto al Gobierno y a la Nación para atacar al movimiento y decir que se trataba de una lucha por privilegios.
Ahora, esa misma dirigencia firma un «plato de babas», en cuya acta todo se reduce a comisiones para analizar…bla, bla, bla. La responsabilidad por este descalabro es de estas dirigencias, en primer lugar: el Dr. Amaral Sequeira (SIPROCIMECA) y Luis Chavarría (UNDECA). Tiraron por la borda una oportunidad enorme para convocar al pueblo en defensa de la seguridad social, en momentos en que arrecia la ofensiva neoliberal post TLC; lanzaron a las bases como carne de cañón a una huelga precipitada y aventurera, y así lo que hacen es desgastar y desmoralizar a las y los trabajadores de la Caja. Urge cambiar a la dirigencia sindical y orientar la lucha en defensa de los derechos de las y los asegurados, en defensa de la salud y la seguridad social para el pueblo, lucha que sigue más vigente y apremiante que nunca.
Tengamos serenidad, firmeza y consistencia para preparar los próximos pasos de lucha. Aprendamos las lecciones que nos deparan estos gruesos yerros y exijamos a los sindicatos que entiendan de una vez por todas que solo con la incorporación del pueblo se puede defender el servicio público cada vez más deteriorado, por la arremetida voraz del Gobierno y los empresarios. Solo el pueblo salva al pueblo.