Locura coreana

Todo el mundo que bebe Coca Cola, disfruta del Monster Jam, se derrite con la actuación de Sly Stallone en Los Indestructibles o lee

Todo el mundo que bebe Coca Cola, disfruta del Monster Jam, se derrite con la actuación de Sly Stallone en Los Indestructibles o lee La Nación S.A. y atiende las ‘noticias’ de CNN, sabe que los norcoreanos están dirigidos por locos esféricos lo que, por seguirlos, los hace también chiflados absolutos. C. A. Montaner, uno de los ‘intelectuales’ oficiales de La Nación S.A., acuñó hace poco, con su rigor de siempre, los siguientes epítetos para referirse al pueblo norcoreano y sus dirigentes: “penoso manicomio totalitario”, “locura expansionista de Kim Il Sung”, “mono borracho con una navaja en la mano” (Corea del Norte poseería armas nucleares que le permitirían “extorsionar a sus vecinos o a Estados Unidos” (LN: 14/04/2013)), lo que confirma el conocimiento que cocalosos monster ceenene nacionistas y stallonistas costarricenses y de otros sitios poseen sobre el delirio imperante en Corea Popular. Nada que discutir.

Por supuesto la locura, como la lluvia, sucede bajo ciertas condiciones. Los casi 25 millones de locos coreanos norteños han de haber llegado a su estado actual o por razones genéticas (dudoso porque sus pares sudcoreanos tienen como único furor hacer negocios y bailar el gangnam style) o por condiciones socio-históricas. Son factibles combinaciones.

Si se revisa la historia de Corea del Norte se entera uno que forma parte de la península de Corea y que limita con China y Rusia. Está un poco más distante de Japón que Corea del Sur. Usando su vecindad y una guerra con Rusia, Japón invadió la península completa en 1905. El triunfo japonés lo proyectó como actor geopolítico significativo. No abandonó su conquista hasta su derrota en la Segunda Guerra Mundial. Ocurrió entonces que el hábitat coreano se lo repartieron los grandes vencedores de esa guerra: la Unión Soviética y Estados Unidos de América. ¿Qué hacía este último en Asia? Asegurarse espacio para presionar a la URSS (y a China) en el marco de la Guerra Fría. Japón, derrotado y envilecido, dejaría de molestar por mucho tiempo. Corea del Norte y Corea del Sur existen por decisión de Naciones Unidas desde 1948. La primera, cerca de Rusia y de China. La segunda, hija de la geopolítica estadounidense. Desde 1948 las dos desean ser la única Corea. O la que logrará la unificación de la península.

Un componente de la locura coreana es su nacionalismo. Palabrota si la pronuncia un dirigente de la periferia y asiático por más señas. Se trata de una manía comprensible. Los coreanos llevan más de un siglo queriendo volver a ser un pueblo. Es improbable que lo consigan. Como se ve, terca demencia. Inexplicable.

La chifladura de la unificación nacional se liga también con otra guerra. En ésta se enfrentaron EUA y Naciones Unidas representando a Corea del Sur contra Corea del Norte apoyada por la URSS primero y por China después. Corea del Norte, que no fue derrotada, tuvo cifras de unos 4 millones de bajas (civiles y militares), 5 millones sin techo y unos 2 millones de refugiados. Estados Unidos, que no logró vencer por primera vez en su historia (después lo apalearon en Vietnam), contó unos 54.000 soldados muertos. China, unos 500.000. La guerra se inició meses después de cerrado el conflicto civil costarricense (aún hay personas que no lo olvidan). La Guerra de Corea terminó en 1953. Las dos Coreas siguen enemistadas y también siguen siendo internacionalmente utilizadas. ¿Cómo no estar loco?

Otra seña de demencia coreana es su deseo de armamento nuclear. ¿Para qué, si nadie nunca los ha agredido? Su deseo lo sostiene China. ¿Por qué le interesará a China que Corea del Norte no sea agredida? Misterio. Es claro que todo el mundo, con Costa Rica y Estados Unidos a la cabeza, está por la paz.

La cuestión del armamento nuclear no pasa por tener las bombas, sino por la capacidad para lanzarlas y acertar. Es la neurosis del Coyote, causada por el Correcaminos. Tal vez Norcorea posea ojivas atómicas. Pero no puede usarlas con provecho. Internacionalmente es el Coyote. Pero al otro lado no está el Correcaminos. EUA es el único Estado del mundo que ha empleado armas nucleares contra poblaciones no combatientes (Japón: Hiroshima, Nagasaki, 1945) para obtener ventaja militar. Ganó esa guerra. Sobrevivientes de ese ataque, y sus descendientes, padecen los efectos de la salud mental gringa hasta hoy.

Aquí la única cordura pasa por exigir la destrucción de todos los armamentos de destrucción masiva existentes en el planeta. Por supuesto, quienes más los atesoran no harán caso ninguno. Pura vida.

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