El lunes 22 de abril de 2013 se confirma en una televisora europea, que la NASA aprobó hacer viajes a Marte con gente voluntaria. Las condiciones se informan y también se indica dónde encontrar más información. Se aclara que el viaje no tendrá retorno a Tierra, que quienes se marchen lo harán separándose para siempre del desgastado planeta Tierra.
Me parece que es original el ofrecimiento NASA. Me parece también que tiene cierto despropósito: habiendo tanta pobreza en este mundo, sólo me queda creer que los viajes en el trans-espacio, en definitiva, son realmente para acomodados. Pero ese es mi pre-juicio, claro; no concibo un mundo con ciencia pero pobre, empobreciéndose y, más aún, progresivamente entontecido, embrutecido. Pero ese es mi rollo.
Para que se entienda mi buena voluntad y mi admiración por las obras en pro de la “humanidad”, lanzo aquí una inquietud para la NASA y para quienes consideren que pueden proponer como candidatos a eximios y connotados representantes de la humanidad.
He aquí mi sugerencia: presento mi moción para que la NASA piense como candidatos, para vivir en Marte a perpetuidad, a los políticos que hacen invivible la existencia humana en la Tierra. No sé, propongo llevarse, por favor, a los totalitaristas y terroristas, a los estafadores de la vida pública, a los estafadores de la fe del pueblo y de la gente sencilla, a los gorilas que les apoyan; llevarse también, por favor, a los banqueros y maquinadores de guerra. Y no deben faltar en esa lista todos esos que incomodan metiéndose en la vida íntima o familiar, esos que quitan, ponen o imponen parejas y matrimonios, y esos otros que eliminan la seguridad de los ciudadanos y someten a estos a los desequilibrios de sus decisiones, a las consecuencias de sus desfalcos y engaños y a sus sin iguales ocurrencias: desde el rejuvenecimiento a toda costa, la formación de una nueva imagen pública, o incluso cobros inusitados por trasladar un pie delante de otro.
Sí, la NASA tiene buenas ideas… ¡Muy buenas ideas! ¡Merece ser felicitada! Eso de embellecer el ecosistema de la Tierra es toda una maravilla, una misión humana que merece el más alto reconocimiento mundial. Tal vez un inmenso e inmejorable Premio Nobel triple, en Física, Fisiología y Paz.